Los nuevos Dubia. Cinco cardenales intentan obtener respuestas claras del Papa

3 Ottobre 2023 Pubblicato da 1 Commento

Marco Tosatti

Estimados amigos y enemigos de Stilum Curiae, ofrecemos a vuestra atención este importante documento, del que agradecemos de corazón a Il pensiero cattolico. Cinco cardenales pidieron a Jorge Mario Bergoglio que aclare definitivamente, con un sí o un no, algunas de las cuestiones que están creando confusión en la Iglesia. Esto después de que una carta del propio Papa evidentemente no había aclarado los Dubia expresados, según una tradición consolidada. Feliz lectura y difusión.

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Los nuevos Dubia y el Sínodo de la discordia

Notificación a los fieles (canon 212 § 3) sobre los dubia presentados al papa Francisco

Notificación a los fieles (canon 212 § 3) sobre los dubia presentados al papa Francisco

Hermanos y hermanas en Cristo,

Nosotros, miembros del Sagrado Colegio Cardenalicio, teniendo presente el deber de todos los fieles de “manifestar a los Pastores sagrados su opinión sobre aquello que pertenece al bien de la Iglesia” (c. 212 § 3) y, sobre todo, teniendo presente la responsabilidad de los Cardenales de “asistir al Romano Pontífice… personalmente… ayudando al Papa sobre todo en su gobierno cotidiano de la Iglesia universal” (c. 349), consideradas varias declaraciones de algunos Prelados de alto rango referidas a la celebración del próximo Sínodo de los Obispos, que son abiertamente contrarias a la doctrina y disciplina constantes de la Iglesia, y que han generado y siguen generando gran confusión, así como la caída en error, entre los fieles y entre otras personas de buena voluntad, hemos manifestado nuestra más profunda preocupación al Romano Pontífice. Con nuestra carta del 10 de julio de 2023 presentamos al papa Francisco cinco dubia [preguntas], recurriendo a la probada práctica de la presentación de “dubia” [preguntas] a un superior, proporcionándole la ocasión de aclarar, mediante sus “responsa” [respuestas], la doctrina y la disciplina de la Iglesia”, de los que adjuntamos copia. El papa Francisco nos respondió con una carta datada el 11 de julio de 2023.

Después de haber estudiado la carta, la cual no siguió la práctica de las responsa ad dubia [respuestas a preguntas], hemos reformulado los Dubia, para suscitar una respuesta clara, basada en la doctrina y disciplina perennes de la Iglesia. Con nuestra carta del 21 de agosto de 2023 presentamos al Romano Pontífice los “Dubia” reformulados, de la que adjuntamos una copia. Hasta ahora no hemos recibido respuesta.

Dada la gravedad del asunto de los dubia, especialmente en vista de la inminente sesión del Sínodo de los Obispos, juzgamos que es nuestro deber informaros a ustedes, los fieles (c. 212 § 3), para que no queden sujetos a confusión, error y desaliento, invitándolos a rezar por la Iglesia universal y, en particular, por el Romano Pontífice, para que el Evangelio sea enseñado cada vez más claramente y seguido cada vez más fielmente…

Vuestros en Cristo,

Walter cardenal Brandmüller

Raymond Leo cardenal Burke

Juan cardenal Sandoval Íñiguez

Robert cardenal Sarah

Joseph cardenal Zen Ze-kiun

2 de octubre de 2023

 

Los nuevos Dubia y el Sínodo de la discordia

Publicamos las preguntas de cinco cardenales al Papa sobre cuestiones cruciales de la enseñanza católica. Benedicto XVI y el cardenal George Pell nos bendicen desde el Cielo.

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D U B I A

1. Dubium respecto de la afirmación de que la Revelación Divina debe ser reinterpretada sobre la base de los cambios culturales y antropológicos en boga. Después de las declaraciones de algunos obispos, que no han sido corregidas ni retractadas, nos preguntamos si en la Iglesia la Divina Revelación debe ser reinterpretada de acuerdo con los cambios culturales de nuestro tiempo y según la nueva visión antropológica que estos cambios promueven; o si la Revelación divina es vinculante para siempre, inmutable y por tanto no debe ser contradicha, según el dictamen del Concilio Vaticano II, que “la obediencia de la fe” se debe a Dios que revela (Dei Verbum 5); que lo revelado para la salvación de todos debe permanecer “para siempre integro” y vivo, y debe ser “transmitido a todas las generaciones” (7) y que el progreso del entendimiento no implica ningún cambio en la verdad de las cosas y de las palabras, porque la fe fue “transmitida una vez para siempre” (8), y el Magisterio no es superior a la palabra de Dios, sino que sólo enseña lo que ha sido transmitido (10).

 

2. Dubium respecto a la afirmación de que la difundida practica de la bendición de las uniones con personas del mismo sexo concordaría con la Revelación y el Magisterio (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2357).

Según la Revelación Divina, atestiguada en la Sagrada Escritura, que la Iglesia “por mandato divino y con la ayuda del Espíritu Santo escucha piadosamente, custodia santamente y expone fielmente” (Dei Verbum n. 10): “En el principio” Dios creó al hombre a su imagen, varón y hembra los creó y los bendijo, para que fueran fecundos (ver Gn 1, 27-28), por lo que el apóstol Pablo enseña que es la consecuencia de la negación del Creador (Rom. 1, 24-32). Preguntamos: ¿puede la Iglesia derogar este “principio”, considerándolo, en contraste con lo que enseña Veritatis splendor n. 103, como un simple ideal, y aceptando como “bien posible” situaciones objetivamente pecaminosas, como las uniones con personas del mismo sexo, sin fallar en la doctrina revelada?

 

3. Dubium sobre la afirmación de que la sinodalidad es una “dimensión constitutiva de la Iglesia” (Constitución Apostólica Episcopalis Communio, n. 6), de modo que la Iglesia sería sinodal por naturaleza. Dado que el Sínodo de los Obispos no representa al Colegio Episcopal, sino que es un mero órgano consultivo del Papa, ya que los obispos, como testigos de la fe, no pueden delegar su confesión de la verdad, se plantea la cuestión de si la sinodalidad puede ser el criterio normativo supremo para el gobierno permanente de la Iglesia sin desvirtuar su disposición constitutiva, tal como deseaba su Fundador, según la cual la autoridad suprema y plena de la Iglesia es ejercida tanto por el Papa en virtud de su oficio como por el colegio de los obispos junto con su cabeza el Romano Pontífice (Lumen Gentium 22).

 

4. Dubium respecto al apoyo de pastores y teólogos a la teoría de que “la teología de la Iglesia ha cambiado” y, por lo tanto, que la ordenación sacerdotal puede ser conferida a las mujeres. Luego de las declaraciones de algunos prelados, que no han sido corregidas ni retractadas, según las cuales la teología de la Iglesia y el significado de la Misa habrían cambiado cabe preguntarse si es todavía valido el dictado del Concilio Vaticano II, que “el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial difieren esencialmente y no sólo en grado” (Lumen Gentium n. 10) y que los presbíteros en virtud del “sagrado poder del orden de ofrecer sacrificios y perdonar los pecados” (Presbyterorum Ordinis 2), actúan en nombre y en la persona de Cristo mediador, por quien se perfecciona el sacrificio espiritual de los fieles.

Además, se pregunta es todavía valida la enseñanza de la carta apostólica de San Juan Pablo II Ordinatio Sacerdotalis, que enseña como verdad a tener definitivamente en cuenta la imposibilidad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, por lo que esta enseñanza no está más sujeta a cambios ni a la libre discusión de pastores o teólogos.

 

5. Dubium respecto a la afirmación de que “el perdón es un derecho humano” y la insistencia del Santo Padre en que se debe absolver a todos y siempre, para lo cual el arrepentimiento no sería condición necesaria para la absolución sacramental. Se pregunta si sigue vigente la enseñanza del Concilio de Trento, según la cual, para la validez de la confesión sacramental es necesaria la contrición del penitente, que consiste en detestar el pecado cometido con el propósito de pecar más (Sesión XIV, Capítulo IV: DH 1676), de modo que el sacerdote debe posponer la absolución cuando sea evidente que esta condición no se cumple.

 

Ciudad del Vaticano, 10 de julio de 2023

 

Walter cardenal BRANDMÜLLER

Raymond Leo cardenal BURKE

Juan cardenal SANDOVAL ÍÑIGUEZ

Robert cardenal SARAH

Joseph cardenal ZEN Ze-KIUN

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A Su Santidad Francisco, Sumo Pontífice

Santísimo Padre,

Le agradecemos mucho las respuestas que ha tenido a bien ofrecernos. En primer lugar, quisiéramos aclarar que, si le hemos formulado estas preguntas, no es por miedo al diálogo con los hombres de nuestro tiempo, ni a las preguntas que podrían hacernos sobre el Evangelio de Cristo. De hecho, nosotros, como Vuestra Santidad, estamos convencidos de que el Evangelio otorga plenitud a la vida humana y ofrece respuesta a todas nuestras preguntas. La preocupación que nos mueve es otra: nos preocupa ver que hay pastores que dudan de la capacidad del Evangelio para transformar el corazón de los hombres y terminan proponiéndoles ya no la sana doctrina, sino “enseñanzas según sus propios gustos” (cf. 2 Tim 4, 3). Nos preocupa, además, que no se comprenda que la misericordia de Dios no consiste en cubrir nuestros pecados, sino que es mucho más grande, en cuanto nos hace capaces de responder a su amor guardando sus mandamientos, es decir, convirtiéndonos y creyendo en el Evangelio (cf. Mc 1, 15).

Con la misma sinceridad con la que Vuestra Santidad nos ha respondido, debemos añadir que Vuestras respuestas no han resuelto las dudas que habíamos planteado, sino que, antes bien, las han profundizado. Por ello, nos sentimos obligados a volver a proponer, reformulándolas, estas preguntas a Vuestra Santidad, que como sucesor de Pedro está encargado por el Señor de confirmar a Vuestros hermanos en la fe. Esto se hace tanto más urgente en vista del inminente Sínodo, que muchos quieren utilizar para negar la doctrina católica sobre las mismas cuestiones a las que se refieren nuestras “dubia”. Es por eso que volvemos a proponer nuestras preguntas, en una forma tal que puedan ser respondidas con un simple “sí” o “no”.

1. Su Santidad insiste en el hecho que la Iglesia puede profundizar su comprensión del depósito de la fe. Esto es, en efecto, lo que enseña Dei Verbum 8 y pertenece a la doctrina católica. Sin embargo, Vuestra respuesta no acoge nuestra preocupación. Muchos cristianos, incluidos pastores y teólogos, sostienen hoy que los cambios culturales y antropológicos de nuestro tiempo deberían impulsar la Iglesia a enseñar lo contrario de lo que siempre ha enseñado. Esto se refiere a cuestiones esenciales, no secundarias, para nuestra salvación, como la confesión de fe, las condiciones subjetivas para acceder a los Sacramentos y la observancia de la ley moral. Por lo tanto, queremos reformular nuestro “dubium”: ¿es posible que la Iglesia enseñe hoy doctrinas contrarias a las que ha enseñado anteriormente en materia de fe y de moral, tanto por parte del Papa ex cathedra, como en las definiciones de un Concilio Ecuménico y como en el magisterio universal ordinario de los Obispos dispersos por el mundo (cf. Lumen Gentium n. 25)?

2. Su Santidad ha insistido en el hecho que no puede haber confusión entre el matrimonio y otro tipo de uniones de naturaleza sexual y que, por tanto, deberían evitarse cualquier rito o bendición sacramental de parejas del mismo sexo que pueda dar lugar a tal confusión. Nuestra preocupación, sin embargo, es otra: nos preocupa que la bendición de parejas del mismo sexo pueda crear confusión en cualquier caso, no sólo en cuanto pueda hacerlas parecer análogas al matrimonio, sino también en cuanto los actos homosexuales serian presentados prácticamente como un bien, o al menos como el posible bien que Dios pide a las personas en su camino hacia Él. Reformulamos, pues, nuestro “dubium”: ¿Es posible que en algunas circunstancias un pastor pueda bendecir uniones entre personas homosexuales, dando a entender así que el comportamiento homosexual como tal no sería contrario a la ley de Dios y al camino de la persona hacia Dios? Vinculada a este “dubium” es necesario plantear otro: ¿sigue siendo válida la enseñanza sostenida por el magisterio ordinario universal, según la cual todo acto sexual fuera del matrimonio, y en particular los actos homosexuales, constituyen un pecado objetivamente grave contra la ley de Dios, independientemente de las circunstancias en las que se realice y de la intención con la que se realice?

3. Usted ha insistido en el hecho que existe una dimensión sinodal de la Iglesia, en el sentido de que todos, incluidos los fieles laicos, están llamados a participar y a hacer oír su voz. Nuestra dificultad, sin embargo, es otra: hoy se presenta el futuro Sínodo de la “sinodalidad” como si, en comunión con el Papa, representara la Suprema Autoridad de la Iglesia. Sin embargo, el Sínodo de los Obispos es un órgano consultivo del Papa, no representa al Colegio Episcopal y no puede resolver las cuestiones tratadas en él ni emitir decretos sobre las mismas, a no ser que, en determinados casos, el Romano Pontífice, a quien corresponde ratificar las decisiones del Sínodo, le haya concedido expresamente poder deliberativo (cf. canon 343 Código de Derecho Canónico). Se trata de un punto decisivo, en la medida en que no involucrar al Colegio episcopal en cuestiones como las que el próximo Sínodo pretende plantear, que tocan a la constitución misma de la Iglesia, iría precisamente contra la raíz de esa sinodalidad, que se dice que se pretende promover. Reformulamos, pues, nuestro “dubium”: el Sínodo de los Obispos que se celebrará en Roma, y que incluye sólo una escogida representación de pastores y fieles, ¿ejercerá, en las cuestiones doctrinales o pastorales sobre las que será llamado a expresarse, la Suprema Autoridad de la Iglesia, que pertenece exclusivamente al Romano Pontífice y, “una cum capite suo”, al Colegio de los Obispos (cf. canon 336 Código de Derecho Canónico)?

4. En Vuestra respuesta, Su Santidad dejó claro que la decisión de San Juan Pablo II en Ordinatio Sacerdotalisdebe considerarse definitiva, y añadió justamente que es necesario comprender el sacerdocio, no en términos de poder, sino en términos de servicio, para comprender correctamente la decisión de Nuestro Señor de reservar el Orden Sagrado sólo a los hombres. Por otra parte, en el último punto de Vuestra respuesta ha añadido que la cuestión aún puede profundizarse. Nos preocupa que algunos puedan interpretar esta afirmación en el sentido de que la cuestión aún no ha sido decidida de manera definitiva. De hecho, San Juan Pablo II afirma en Ordinatio Sacerdotalis que esta doctrina ha sido enseñada infaliblemente por el magisterio ordinario y universal y, por lo tanto, pertenece al depósito de la fe. Esta fue la respuesta de la Congregación para la Doctrina de la Fe a un “dubium” planteado respecto a la carta apostólica, y esta respuesta fue aprobada por el mismo Juan Pablo II. Por lo tanto, debemos reformular nuestro “dubium”: ¿en el futuro la Iglesia podría tener la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, contradiciendo así que la reserva exclusiva de este sacramento a los varones bautizados pertenece a la sustancia misma del sacramento del Orden, que la Iglesia no puede cambiar?

5. Finalmente, Su Santidad confirmó la enseñanza del Concilio de Trento según la cual la validez de la absolución sacramental requiere el arrepentimiento del pecador, que incluye el propósito de no volver a pecar. Y nos invitó a no dudar de la infinita misericordia de Dios. Queremos reiterar que nuestra pregunta no surge de dudar de la grandeza de la misericordia de Dios, sino que, por el contrario, nace de nuestra conciencia de que esta misericordia es tan grande que somos capaces de convertirnos a Él, de confesar nuestra culpa y de vivir como Él nos ha enseñado. En cambio, algunos podrían interpretar Vuestra respuesta en el sentido de que el mero acercamiento a la confesión es condición suficiente para recibir la absolución, en la medida que podría incluir implícitamente la confesión de los pecados y el arrepentimiento. Por tanto, quisiéramos reformular nuestro “dubium”: ¿puede recibir válidamente la absolución sacramental un penitente que, aun admitiendo un pecado, se niega a manifestar, de cualquier modo, el propósito de no volver a cometerlo?

 

Ciudad del Vaticano, 21 de agosto de 2023

 

Walter cardenal BRANDMÜLLER

Raymond Leo cardenal BURKE

Juan cardenal SANDOVAL ÍÑIGUEZ

Robert cardenal SARAH

Joseph cardenal ZEN Ze-KIUN

 

Publicado originalmente en italiano el 2 de octubre de 2023, en https://www.marcotosatti.com/2023/10/02/i-nuovi-dubia-cinque-cardinali-tentano-di-ottenere-risposte-chiare-dal-papa/

 

Traducción al español por José Arturo Quarracino

 

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