Biden, Aborto, Eucaristía y la profunda hipocresía de los consejeros del Pontífice

21 Giugno 2021 Pubblicato da

 

Marco Tosatti

Muy estimados Stilumcuriales, en Radio Roma Libera he llevado a cabo una breve reflexión luego de un artículo del New York Times, que tuvo como protagonistas a Biden y a Antonio Spadaro, sobre el tema de la Eucaristía y del aborto. Buena lectura y buena audición:

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En los primeros meses de su actividad como presidente de Estados Unidos de América, Joe Biden ha puesto en marcha toda una serie de medidas -acompañadas con declaraciones igualmente explícitas- a favor del aborto, de su difusión no sólo en Estados Unidos sino en todo el mundo. Joe Biden se declara -o así lo describen sus agentes de prensa- un católico devoto. ¿Puede un católico, devoto o no, acercarse a la Eucaristía, si promueve activamente lo que parece ser uno de los crímenes más atroces, el asesinato de un niño en el vientre de su madre? Biden afirma personalmente estar en contra del aborto; ¿pero qué importa lo que piensa “personalmente”, si luego se desvive públicamente por apoyarlo de una forma sin precedentes, y anula todas las medidas provida adoptadas por su predecesor?

Los obispos de Estados Unidos discutirán el tema de la Eucaristía y del aborto, y de los católicos que quieren la uno y lo otro, como si no hubiera ninguna contradicción. Si de la discusión sale una postura fuerte, lógica y firme, figuras prominentes como Joe Biden y la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quien es salvajemente pro-aborto y se llama a sí misma católica, podrían encontrarse en graves dificultades. El New York Times, órgano casero de los demócratas, escribió en un artículo hace unos días que la Santa Sede habría advertido a los obispos de Estados Unidos para que pongan freno a este asunto. No hay confirmación, pero el diario neoyorquino ha escuchado al director de Civiltà Cattolica, el jesuita pro demócrata (en Italia y en EEUU) Antonio Spadaro, según el cual “la preocupación en el Vaticano es no utilizar el acceso a la Eucaristía como arma política”. El New York Times explica que Antonio Spadaro es “muy cercano al pontífice”; en realidad, Spadaro es uno de los voceros personales de la comunicación vaticana, y uno de los consejeros del pontífice reinante.

Es decir, en la práctica, la Santa Sede -según el New York Times– aconsejaría a los obispos no seguir la lógica, la coherencia y la doctrina. Resulta asombroso -pero no mucho, para quienes conocen el nivel de hipocresía que florece entre los clérigos, y sobre todo entre los clérigos políticos – que no se diga ni una palabra sobre la verdadera instrumentalización: la de quienes, para tener votos y preferencias, se declaran católicos, pero luego se comportan de manera totalmente opuesta, permanente, continua y públicamente en contra de lo que la Iglesia enseña y predica, en un campo de extrema gravedad como es el del aborto.

La exagerada y engañosa acusación del uso de la Eucaristía como “arma política” fue rechazada enérgicamente por varios obispos, entre ellas la autorizada voz del arzobispo metropolitano de San Francisco, monseñor Salvatore Cordileone, quien reiteró: “Nuestro objetivo debe ser siempre la salvación de las almas, tanto la de la persona errante como la de la comunidad católica en general”. Y el arzobispo metropolitano de Denver, monseñor Samuel Aquila, abordó la cuestión en la revista jesuita America, afirmando que la Iglesia “debe estar dispuesta a desafiar a los católicos que persisten en el pecado grave”.

Recordamos a este respecto la Nota Confidencial del entonces Cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando se discutió el mismo tema en el caso de John Kerry, el candidato demócrata a la Casa Blanca, en la que leemos que el aborto y la eutanasia son “pecados graves” y que un obispo debería reunirse con quienes votan y apoyan “leyes permisivas”, para informarles de que “no deben presentarse a comulgar hasta que hayan puesto fin a su situación objetiva de pecado, y advertirles de que, en caso contrario, se les negará la Eucaristía”. Luego, a instancias del entonces cardenal Eugene McCarrick, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos decidió ignorar la carta del cardenal Ratzinger y dejar la decisión a cada obispo para su diócesis.

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Y por si fuera poco, les ofrecemos lo que Korazym.org escribió sobre el tema, de forma más completa y persuasiva, si es que alguna vez hizo falta. Pero no hay peor sordo el que no quiere oír y ver las fechorías de sus compinches….

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Según The New York Times, la Santa Sede habría advertido a los obispos estadounidenses para que frenen sus presiones para negar la Santa Eucaristía – que es el principal sacramento de la religión cristiana que, mediante la transubstanciación del pan y el vino (la materia del sacramento) y mediante las palabras del sacerdote “esto es mi cuerpo” y “esto es mi sangre” (la forma del sacramento), continúa la encarnación del Verbo y realiza la comunión de los fieles con el Redentor- a los políticos católicos, incluido el presidente Joe Biden (que se declara personalmente contrario al aborto, pero apoya las leyes a favor del mismo) y la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quienes apoyan el derecho al aborto. El asunto habría provocado menos polémica si entre estos políticos no estuviera también Biden, que en la historia de Estados Unidos es el segundo inquilino de la Casa Blanca que es católico practicante, después del presbiteriano Trump y el evangélico Obama. Pero, a pesar de ello, la gran mayoría de los obispos estadounidenses insisten y se espera que inicien el debate que podría llevar a una votación sobre el asunto en una asamblea general virtual que comenzará mañana, miércoles 16 de junio.

Luego del fracaso del intento de una minoría de obispos estadounidenses de bloquear la discusión sobre la “coherencia eucarística” de los católicos proabortistas [AQUÍ], fue enviado el jesuita Antonio Spadaro -una figura destacada del “círculo mágico” del papa Bergoglio- para exhortar a los obispos estadounidenses desde las columnas del The New York Times a “no utilizar la Eucaristía como arma política”.

 

De hecho, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis Ladaria, ha enviado una carta al presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, el arzobispo metropolitano de Los Ángeles, monseñor José Horacio Gómez, sobre el tema de la Santa Comunión y los políticos católicos que apoyan la legislación permisiva sobre males graves. Después, fracasó el intento de un grupo de 67 obispos estadounidenses (entre ellos muchos obispos auxiliares de los iniciadores de la medida) de impedir que sus hermanos en el episcopado discutieran el caso de la coherencia eucarística de algunos políticos prominentes, como el presidente Joe Biden y la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quienes se presentan a recibir la Santa Comunión a pesar de su postura pública a favor del aborto. En consecuencia, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB) procederá según lo previsto con su discusión sobre la “coherencia eucarística”.

Las normas generales de la Iglesia Católica Romana sobre la recepción de la Santa Eucaristía están establecidas en los cánones 912 y 915 del Código de Derecho Canónico. Como principio, “todo bautizado, a quien el derecho no se lo prohíba, puede y debe ser admitido a la sagrada comunión”. En cambio, no se admite a “los excomulgados y a los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena” y a los que “obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave”, una formulación lo suficientemente elástica como para permitir diferentes interpretaciones.

Recordamos a este respecto la Nota Confidencial del entonces Cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando se discutió el mismo tema en el caso de John Kerry, el candidato demócrata a la Casa Blanca, en la que leemos que el aborto y la eutanasia son “pecados graves” y que un obispo debería reunirse con quienes votan y apoyan “leyes permisivas”, para informarles de que “no deben presentarse a comulgar hasta que hayan puesto fin a su situación objetiva de pecado, y advertirles de que, en caso contrario, se les negará la Eucaristía”. Luego, a instancias del entonces cardenal Eugene McCarrick, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos decidió ignorar la carta del cardenal Ratzinger y dejar la decisión a cada obispo para su diócesis.

 

Al tema de la “coherencia eucarística” y del debate sobre el tema en el episcopado de Estados Unidos de América hemos dedicado varios artículos:

·         Fallisce il tentativo di bloccare la discussione dell’episcopato statunitense sulla “coerenza eucaristica” dei cattolici pro-aborto – 7 giugno 2021

·         Le Istruzioni della Congregazione per la Dottrina della Fede non fanno pace tra i vescovi americani. “Settimo Cielo” presenta fatti e documenti di una guerra infinita – 31 maggio 2021La coerenza eucaristica che non piace al “Partito McCarrick”, che è pure allergico al dialogo – 27 maggio 2021

·         Coerenza eucaristica. Il Vescovo Olmsted di Phoenix: “La cura delle anime è la nostra prima preoccupazione” – 15 maggio 2021

·         La Chiesa Cattolica Romana negli USA e la cooperazione formale all’aborto dei cattolici “devoti” importanti, che non dovrebbero presentarsi a ricevere l’Eucaristia – 8 maggio 2021

·         Biden annulla adesione USA alla Dichiarazione pro vita firmata da Trump – che afferma che non esiste alcun diritto internazionale all’aborto – con 34 nazioni – 6 maggio 2021

·         Arcivescovo Cordileone: “Il nostro obiettivo deve essere sempre la salvezza delle anime, sia quella della persona errante che della più ampia comunità cattolica” – 4 maggio 2021

Con su declaración en las columnas de The New York Times, Spadaro se ha colocado en plena oposición a la mayoría de los obispos estadounidenses, quienes están decididos a reiterar la oposición al aborto como un principio no negociable en la fe católica, dictando una línea de coherencia entre el comportamiento y la doctrina católica. Entre ellos se encuentra el arzobispo metropolitano de Los Ángeles, monseñor José Gómez, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (no promovido al rango de cardenal por el papa Francisco, lo cual debe significar algo). “La preocupación en el Vaticano es no utilizar el acceso a la Eucaristía como arma política”, explicó a The New York Times el padre Antonio Spadaro, S.I., director de Civiltà Cattolica, un jesuita descrito como “muy cercano al pontífice” (aunque es mucho más que eso). También hay que recordar que el papa Francisco dijo en el Ángelus del 6 de junio -como siempre en forma equívoca- que la comunión “no es la recompensa de los santos, sino el pan de los pecadores”. ¿No hemos pensado siempre, con la enseñanza de la Iglesia, que la Santa Eucaristía no era ni recompensa de los santos, ni pan de los pecadores, sino el cuerpo y la sangre de Cristo?

La exagerada y engañosa acusación del uso de la Eucaristía como “arma política” fue rechazada enérgicamente por varios obispos, entre ellas la autorizada voz del arzobispo metropolitano de San Francisco, monseñor Salvatore Cordileone, quien uniéndose al debate que ha planteado la jerarquía de la Iglesia Católica Romana en Estados Unidos durante años, y que este año ha llegado a su culminación con la elección del presidente Joe Biden, otro católico que bajo pedido promueve en modo agresivo el aborto sin restricciones, ha manifestado: “Nuestro objetivo debe ser siempre la salvación de las almas, tanto la de la persona errante como la de la comunidad católica en general”.

Y el arzobispo metropolitano de Denver, monseñor Samuel Aquila, abordó la cuestión en la revista jesuita America, afirmando que la Iglesia “debe estar dispuesta a desafiar a los católicos que persisten en el pecado grave”. Ese artículo provocó una protesta inmediata -lo has adivinado- del arzobispo metropolitano de Chicago, el cardenal Blase Cupich, quien pidió una “aclaración pública”. Así se renovó un viejo debate entre los jerarcas estadounidenses, que desean cumplir con su deber de proteger la santidad de la Eucaristía y la coherencia de la enseñanza de la Iglesia, y los que sugieren que cualquier acción disciplinaria “politizaría” la Eucaristía.

La cuestión, como señaló el padre Thomas G. Weinandy, OFM Cap, es que la Eucaristía ya ha sido politizada por figuras públicas que profesan su “devoto” catolicismo mientras defienden y promueven la matanza de niños no nacidos. Los dirigentes de la Iglesia Católica Romana no pueden eludir el desafío diciendo que ningún político es perfecto. Como afirma el arzobispo Cordileone, “todos fallamos de diversas maneras, pero hay una gran diferencia entre luchar por vivir de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y rechazar esas enseñanzas”.

Al padre Spadaro sólo podemos recordarle lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica:

2270 – La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae, 1, 1).

2272 – La cooperación formal a un aborto constituye una falta grave. La Iglesia sanciona con pena canónica de excomunión este delito contra la vida humana. “Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae” (Código de Derecho Canónico, can. 1398), es decir, “de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito” (Código de Derecho Canónico, can. 1314), en las condiciones previstas por el Derecho (cf Código de Derecho Canónico, can. 1323-1324). Con esto la Iglesia no pretende restringir el ámbito de la misericordia; lo que hace es manifestar la gravedad del crimen cometido, el daño irreparable causado al inocente a quien se da muerte, a sus padres y a toda la sociedad.

2273 – El derecho inalienable de todo individuo humano inocente a la vida constituye un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación: “Los derechos inalienables de la persona deben ser reconocidos y respetados por parte de la sociedad civil y de la autoridad política. Estos derechos del hombre no están subordinados ni a los individuos ni a los padres, y tampoco son una concesión de la sociedad o del Estado: pertenecen a la naturaleza humana y son inherentes a la persona en virtud del acto creador que la ha originado. Entre esos derechos fundamentales es preciso recordar a este propósito el derecho de todo ser humano a la vida y a la integridad física desde la concepción hasta la muerte” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae 3). “Cuando una ley positiva priva a una categoría de seres humanos de la protección que el ordenamiento civil les debe, el Estado niega la igualdad de todos ante la ley. Cuando el Estado no pone su poder al servicio de los derechos de todo ciudadano, y particularmente de quien es más débil, se quebrantan los fundamentos mismos del Estado de derecho […] El respeto y la protección que se han de garantizar, desde su misma concepción, a quien debe nacer, exige que la ley prevea sanciones penales apropiadas para toda deliberada violación de sus derechos” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Instr. Donum vitae 3).

 

Publicado originalmente en italiano el 17 de junio de 2021, en https://www.marcotosatti.com/2021/06/17/biden-aborto-eucarestia-e-la-profonda-ipocrisia-dei-consiglieri-del-pontefice/

Traducido al español por: José Arturo Quarracino

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Ecco il collegamento per il libro in italiano.

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Y este es el enlace al libro en español


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