“Los frutos del odio”. Cómo la Iglesia está siendo destruida por el ateísmo eclesiástico y el odio a la fe. Joachim Heimerl  

5 Maggio 2024 Pubblicato da 1 Commento


Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, Joachim Heimerl, a quien agradecemos de todo corazón, les ofrece estas amargas reflexiones sobre la situación de la Iglesia hoy. Disfruten la lectura y compartan.

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Los frutos del odio” o: Cómo la Iglesia está siendo destruida por el ateísmo eclesiástico y el odio a la fe

por Joachim Heimerl

Dell’ odio i tristi frutti” – Los que aman la ópera conocen estas palabras. Provienen del prólogo de “I Pagliacci” de Leoncavallo, en el que los celos ardientes conducen primero al odio ardiente y luego al doble asesinato.

Pero los “tristes frutos del odio” se pueden encontrar no sólo en la ópera, sino en todo el mundo, y la cita de “Pagliacci” también podría describir justamente la situación actual en la Iglesia.

Quien lo oye piensa automáticamente en las palabras mayores del Señor: “Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 16), y en la práctica los frutos de un odio demoníaco a sí mismo se ven en toda la Iglesia; son los frutos del odio a todo lo católico y quizás incluso del odio a Dios.

Es cierto: vivimos tiempos tristes, puesto que la creencia sobrenatural ha desaparecido incluso en los círculos eclesiásticos más elevados y ha dado lugar a un nuevo ateísmo que busca la conexión sin esperanzas con el mundo y sus ideas.

Las consecuencias de esto son terribles, porque significan el fin de la Iglesia y del papado: donde falta la fe sobrenatural, el Papa se convierte en un mero dictador que sólo marca una dirección política; Dios mismo es sólo una fórmula vacía.

Los inicios de este desarrollo se remontan a mucho tiempo atrás: comienzan con lo que dijo el papa Juan XXIII en 1962. Lo llamó “Aggiornamento”: la adaptación de la iglesia a los tiempos modernos.

Esto salió terriblemente mal y tenía que resultar así, ya que la Iglesia no es un producto que pueda introducirse inteligentemente en el mercado y adaptarse a los tiempos actuales. Jesucristo tampoco hizo eso, al contrario, y san Pablo advierte a los romanos: “No os conforméis a este mundo” (Rom 12, 2).

Quien no cree en este principio ya no cree en nada, al igual que un gran número de altos y supremos prelados: su fe se ha evaporado ante los ojos de todos y ahora sólo consiste en una creencia vacía en la protección del clima y en una reforma eclesiástica sin sentido. Pero los creyentes sienten que esta gente sólo les da piedras en lugar de pan (Lc 11, 11). Ya no se puede detener su éxodo de la Iglesia.

60 años después de Juan XXIII la mala semilla ha brotado y amenaza con ahogar el trigo: el “aggiornamento” se ha convertido ahora sólo en una locura sinodal que quiere destruir definitivamente a la Iglesia.

El cardenal Gerhard Müller llamó acertadamente a esto una “toma de poder hostil”. El espíritu católico debe ser destruido, y éste es exactamente el plan del actual “Sínodo sobre la sinodalidad”: se pretende hacer que la Iglesia sea “sostenible” destruyendo su identidad. – Pero por favor: ¿Quién destruye algo que ama? Sólo el odio destruye, y el odio al catolicismo está destruyendo ahora a la Iglesia desde dentro.

Por eso este desarrollo comenzó en las partes más íntimas y sagradas de la Iglesia, es decir, con el odio a la liturgia transmitida durante al menos 1.500 años, liturgia que Pablo VI había sustituido en 1970 fue sustituida por una misa semi protestante.

Este proceso no tuvo precedentes y ninguna otra religión se ha permitido jamás semejante intromisión en su culto. Pero como siempre, las cosas empeoraron aún más: ahora los seguidores de la Misa tradicional están siendo literalmente perseguidos e insultados como “indietristas” o “cismáticos”.

Esto se vio de manera drástica en el funeral del obispo emérito de Chur, monseñor Vitus Huonder, quien fue enterrado por la tradicionalista Fraternidad Sacerdotal san Pío X.

Es evidente: no hay mayor odio en la Iglesia que el odio a la Misa tradicional, sólo queda en pie la pregunta de por qué es así.

Se podría responder: Porque la mentira odia la verdad y las tinieblas odian la luz, y seguramente esta es la raíz misteriosa de lo que acontece actualmente en la Iglesia.

Dicho en forma más simple: la Misa “antigua” es incompatible con todo lo que comenzó desde el “Aggiornamento” de Juan XXIII y que ahora Francisco quiere completar. – Se trata de eliminar la Iglesia “antigua” con su Misa “antigua” para que pueda surgir una nueva en lugar de la verdadera iglesia.

El hecho de que esta nueva Iglesia ha perdido la fe en Dios se hizo evidente desde hace tiempo en la inversión de sus altares: ya no se orientan hacia Dios, sino únicamente hacia las personas.

Con esto está todo dicho: el “Aggiornamento” abrió la puerta al ateísmo eclesiástico, y con él comenzó la “toma hostil” que ahora estamos viviendo en su totalidad.

Esta toma de posesión sólo es posible si se desprecia profundamente la fe y sólo aparece como supuestamente “católica” si primero se destruye lo que es verdaderamente católico. – Permítanme decirlo de esta manera: el odio a la Misa tradicional no es sólo el odio a lo católico, es sobre todo el requisito previo para la “reforma de la Iglesia sinodal”. ¿O podría imaginarse una Misa Mayor levitada con las “diaconisas” que tanto anhelan Francisco y su sínodo? ¡Es muy poco probable!

El objetivo final de esta gran obra de destrucción ya se puede ver en Alemania, y sólo por esta razón Francisco da vía libre a los ex obispos católicos de ese país.

Las pequeñas escaramuzas entre la Curia y los alemanes son sólo una estratagema; el verdadero plan de batalla parece diferente: Roma no detendrá las decisiones del “Camino Sinodal” alemán; por el contrario, se las exporta desde Alemania a Roma y los alemanes ricos las pagan en efectivo. – Sí, es como dijo Jesús: “¡Por sus frutos los reconoceréis!”, ¡y estos frutos apestan hasta el cielo!

A veces desearíamos que cayera el telón final y que todo esto fuera simplemente una ópera trágica. Sin embargo, la fe nos enseña a confiar: el tiempo de confusión y de apostasía terminará. Entonces la Iglesia volverá a la verdadera fe católica y a la Liturgia tradicional. Se dice abiertamente que no hay otra opción; ahora la gente huye en masa de ella y se dirige al lugar donde se celebra la “Misa antigua”.

Der große Papst Benedikt XVI. hat dies prophetisch erkannt, und die guten Früchte seines Pontifikats werden die Zeiten überdauern, auch wenn man sie gegenwärtig vernichten will.

El gran Papa Benedicto XVI lo ha reconocido proféticamente, y los buenos frutos de su pontificado perdurarán a través de los siglos, aunque actualmente estén siendo destruidos.

Por el contrario, los tristes frutos del odio no tienen ninguna posibilidad. “I Pagliacci” muestra esto de una manera cruel y amonestadora, y la Biblia también lo muestra. Ciertamente: “I Pagliacci” puede ser una ópera oscura sobre tontos. Sin embargo, el trágico protagonista, Canio, finalmente se reconoce a sí mismo. Se da cuenta de que su odio está envenenando su corazón y da testimonio impactante de ello en la famosa aria “Vesti la giubba”. Actualmente la Iglesia está muy lejos de ese conocimiento de sí misma.

Publicado originalmente en alemán el 30 de abril de 2024, en https://www.marcotosatti.com/2024/04/30/die-fruchte-des-hasses-wie-die-kirche-durch-kirchlichen-atheismus-und-hass-auf-den-glauben-zerstort-wird-joachim-heimerl/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

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