Necesitamos una nueva Sabiduría, los procesos se aceleran. Monseñor Giampaolo Crepaldi

2 Marzo 2024 Pubblicato da

 

Necesitamos una nueva Sabiduría, los procesos se aceleran. Monseñor Giampaolo Crepaldi

Marco Tosatti

Estimados amigos y enemigos de Stilum Curiae, ofrecemos a vuestra atención este artículo publicado por el Observatorio Internacional Cardenal Van Thuan, a quien agradecemos por la cortesía. Feliz lectura y compartir.

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Los procesos se aceleran, se necesita una nueva sabiduría. Entrevista a monseñor Giampaolo Crepaldi sobre algunas dinámicas actuales  

Di Mons. Giampaolo Crepaldi and Stefano Fontana

29 de febrero de 2024

La sensación es que algunos procesos están experimentando hoy una aceleración particular. Se cree que muchas cuestiones podrían llegar pronto a un punto crítico y esto suscita miedo, pero al mismo tiempo esperanza de que se produzca un punto de inflexión positivo. Nuestro Observatorio está empeñado en profundizar estas problemáticas emergentes, especialmente a través de sus Informes anuales, pero también con intervenciones en su sitio web, como la reciente del Profesor Gianfranco Battista sobre el llamado Tratado Pandémico de la OMS. En esta entrevista lo hacemos con monseñor Giampaolo Crepaldi, obispo emérito de Trieste y atento observador de los procesos en marcha tanto en la sociedad como en la Iglesia, procesos que evalúa a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, principal objeto de su interés y compromiso. Le hacemos algunas preguntas sobre cómo el aceleramiento de las tensiones y le agradecemos su disponibilidad. Esta entrevista es la primera de una serie periódica que continuará regularmente en el futuro.

 

Excelencia, en primer lugar, ¿está usted de acuerdo con nuestra observación sobre la aceleración de muchos procesos sociales, especialmente los internacionales, y sobre la posibilidad de significativos puntos de inflexión, que esperamos sean positivos pero que, por el contrario, podrían resultar desastrosos?

Hay dos guerras en curso, en Ucrania y en Gaza. Tenemos por delante las elecciones europeas que podrían marcar un hito muy decisivo para toda una serie de cuestiones. Luego, las elecciones estadounidenses… La cuestión de la salud a nivel mundial es motivo de gran preocupación, como lo indica acertadamente el artículo del profesor Battisti al que usted hizo referencia. Las llamadas “transiciones” ecológicas y digitales parecen estar llegando al punto de decisiones decisivas, en un sentido u otro. Por no hablar de la inteligencia artificial. Por lo tanto, diría que sí, que en un futuro próximo habrá que tomar decisiones muy importantes que requerirán una profunda sabiduría.

 

Comencemos por Europa, que es lo más cercano. Nuestro Observatorio dedicó a la Unión Europea el Informe número 9, titulado “Europa: el fin de las ilusiones”, que contiene observaciones muy críticas sobre el estado de la Unión [Europea]. ¿Cómo ve las elecciones del próximo junio?

Creo que será un evento políticamente muy importante. Sabemos que el Parlamento de la Unión Europea es el único parlamento del mundo que no legisla y, por lo tanto, puede parecer que las elecciones tengan poco impacto práctico. Pero esta vez creo que será diferente. Los ciudadanos europeos han desarrollado una conciencia crítica respecto a las tendencias ideológicas y de superestado del gobierno de la Unión, especialmente en estos últimos años. No temo decir que esta Unión está muy alejada de los principios fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia, especialmente el del bien común y el de la subsidiariedad. En particular, es demasiado servil frente al ambientalismo ideológico y encarna una ética pública en desacuerdo con las necesidades de la vida y de la familia.

 

¿Cómo evalúa las posiciones de la Iglesia católica respecto a la Unión Europea? Hace unos días los obispos alemanes emitieron un comunicado pidiendo no votar por un partido de extrema derecha.

Cuando se habla de la Iglesia se pueden entender realidades muy diferentes: una cosa es la Santa Sede, otra las Comisiones Episcopales en Europa y otra las Conferencias Episcopales, como en el caso que usted menciona. No puedo entrar aquí en todos estos ámbitos, pero puedo afirmar de manera general que noto cierta debilidad a la hora de proponer de manera clara y proactiva las exigencias de la Doctrina Social de la Iglesia en todos los lugares apropiados, mientras  veo prevalecer la voluntad de seguir la agenda fijada por las cúpulas políticas de la Unión. Tengo la impresión de que la Iglesia católica respeta demasiado las “buenas maneras” y evita tocar algún punto sensible en la práctica política de la Unión, por ejemplo criticando una evidente homogeneización ética que la Unión impone a las naciones, o la discriminación contra las naciones que no se muestran totalmente alineadas con Bruselas.

En cuanto a la posición adoptada por los obispos alemanes, considero que un episcopado nacional debería intervenir en las cuestiones políticas exponiendo los principios, criterios de juicio y directrices de acción, sin tomar posición a favor o en contra de un partido. Sin embargo, esto debería hacerse de manera continua y no sólo de manera extemporánea o, peor aún, instrumentalmente y, sobre todo, debería hacerse en forma coherente.

 

Me gustaría volver a las cuestiones de la OMS, del Tratado sobre la Pandemia que querría aprobar el próximo mes de mayo y, en general, del peligro que representa hoy la gestión política de la asistencia sanitaria. ¿Está usted preocupado o cree que el tema no invita a la reflexión?

El tema me preocupa y no poco. Y espero que en el futuro próximo el tema se aborde de otra manera. Los aspectos más preocupantes son dos. El primero se refiere a la “prevención”, que ahora se está generalizando y que se basa en el supuesto de que todos los ciudadanos están permanentemente enfermos. Esto conduce al control político directo de la población. El segundo es que la exasperación de esta “prevención” adquiere aspectos de transición hacia el transhumanismo. ¿En vez de vacunar a todos, por qué no reprogramamos el ADN de los recién nacidos? Pero seguir este camino sería muy, muy peligroso. Creo que el Tratado sobre Pandemia de la OMS debería ser rechazado y cuestionado. Hay demasiados indicios de que representaría un punto de no retorno ante un totalitarismo sanitario que no será sólo sanitario.

 

De alguna manera siempre permanecemos en la atención sanitaria. Me gustaría llamar su atención sobre dos hechos muy recientes. La primera es que la Corte Suprema del Estado de Alabama ha reconocido que los embriones congelados son bebés. La segunda es que ha llegado al Parlamento italiano el proyecto de ley “Un corazón que late”, según el cual la mujer que solicita un aborto debe escuchar los latidos del corazón del niño que lleva en su vientre. ¿Quiere hacer algún comentario?

La primera consideración es la satisfacción con estas dos iniciativas. La batalla contra el “derecho a abortar” no puede abandonarse en absoluto ni siquiera reducirse en intensidad. Sigue siendo un “principio no negociable” inabordable. Después de la famosa sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos que dejó la decisión legislativa sobre el aborto en manos de los Estados, lamentablemente tuvimos el referéndum en Ohio que confirmó el aborto y ahora esta sentencia en contra en Alabama. El camino contra el aborto estatal es largo y difícil pero, como podemos ver, no imposible. En cuanto al Parlamento italiano, pienso que la llegada del proyecto de ley de iniciativa popular obligará a los partidos a descubrirse en la cuestión de la vida. Los partidos de izquierda están decididamente a favor del aborto. Me temo que incluso en los partidos mayoritarios de centro-derecha hay muchos partidarios del aborto. Esto salió a la luz recientemente en el partido La Liga, cuyos líderes dijeron que no se debe tocar el aborto. Incluso en las regiones gobernadas por este partido la vida no estaba suficientemente protegida. El camino del proyecto de ley a través del parlamento será accidentado, pero veremos realmente quién está con la vida y quién no.

 

Quisiera terminar esta conversación recordando que en el próximo mes de julio se celebrará en Trieste la Semana social de los católicos italianos dedicada a la democracia. Tendremos la oportunidad de volver sobre el tema en el futuro, pero mientras tanto le pregunto: ¿qué querría Uste de esta Semana Social?

Efectivamente, la pregunta es un poco prematura… sin embargo, mencionaré una respuesta provisional. Augusto Del Noce escribió en el semanario Il Sabato, el 11 de febrero de 1989, que el compromiso de los católicos en política no debe resolverse
“llevando a los católicos a la democracia, ya que ésta tiene en sí misma un valor autónomo con respecto al fundamento religioso”. Bueno, me gustaría que la Semana no hiciera esto, sino que estableciera las condiciones católicas para que la democracia no sea entendida como fundamento del gobierno sino sólo como una forma de gobierno. No me gustaría una exaltación de la democracia actual, sino una fuerte crítica de la misma según los criterios de la Doctrina Social de la Iglesia, desde León XIII hasta Juan Pablo II.

 

Gracias, Excelencia.

(a cargo de Stefano Fontana)

Publicado originalmente en italiano el 29 de febrero de 2024, en https://www.marcotosatti.com/2024/02/29/serve-una-nuova-saggezza-i-processi-accelerano-mons-giampaolo-crepaldi/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

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