Bendición para parejas homosexuales y parejas “irregulares”: Luz verde. Doctrina de la Fe

19 Dicembre 2023 Pubblicato da Lascia il tuo commento

Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, ofrecemos a vuestra atención este artículo de Vatican News, que deja en claro cuál es el modus operandi del pontífice reinante y de sus acólitos: afirmar el blanco y permitir el negro. Con el aporte de “Tucho” (Bésame Mucho) Fernández. Sería difícil que una declaración de este tipo pasara con Müller o Ladaria… Feliz lectura y difusión.

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Declaración doctrinal abre las bendiciones para las parejas “irregulares”

 

Con la Declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, aprobada por el Papa, será posible bendecir parejas formadas por personas del mismo sexo, pero al margen de cualquier ritualización e imitación de las nupcias. La doctrina sobre el matrimonio no cambia, la bendición no significa la aprobación de la unión.

Vatican News

Frente a la petición de dos personas de ser bendecidas, aunque su condición de pareja sea “irregular”, será posible que el ministro ordenado la consienta, pero evitando que este gesto de proximidad pastoral contenga elementos ni remotamente asimilables a un rito matrimonial. Esto es lo que afirma la Declaración Fiducia supplicans sobre el sentido pastoral de las bendiciones, publicada por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe y aprobada por el Papa. Un documento que profundiza el tema de las bendiciones, distinguiendo entre las bendiciones rituales y litúrgicas y las bendiciones espontáneas que se asimilan más a gestos de la devoción popular: precisamente en esta segunda categoría se contempla ahora la posibilidad de acoger también a quienes no viven según las normas de la doctrina moral cristiana, pero que piden humildemente ser bendecidos. Desde agosto de hace 23 años el ex Santo Oficio no publicaba una declaración (la última fue en el año 2000, la Dominus Jesus), un documento de alto valor doctrinal.

Fiducia supplicans comienza con la introducción del prefecto, el cardenal Víctor Manuel Fernández, quien explica que la Declaración profundiza el “significado pastoral de las bendiciones”, permitiendo “ampliar y enriquecer su comprensión clásica” a través de una reflexión teológica “basada en la visión pastoral del papa Francisco”. Una reflexión que “implica un verdadero desarrollo respecto a lo dicho hasta ahora sobre las bendiciones”, llegando a incluir la posibilidad “de bendecir a las parejas que están en situación irregular y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su estatus ni modificar de ninguna manera la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el matrimonio”.

Después de los primeros parágrafos (1-3), en los que se recuerda el anterior pronunciamiento de 2021 que ahora se amplia y supera, la Declaración presenta la bendición en el sacramento del matrimonio (parágrafos 4-6), declarando “inadmisibles los ritos y oraciones que puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio” y “lo que lo contradice”, para evitar reconocer de alguna manera “como matrimonio algo que no lo es”. Se reitera que, según la “perenne doctrina católica”, sólo se consideran lícitas las relaciones sexuales en el ámbito del matrimonio entre un hombre y una mujer.

Un segundo amplio capítulo del documento (parágrafos 7-30) analiza el sentido de las diferentes bendiciones, que tienen como destino personas, objetos de devoción o lugares de vida. Se recuerda que “desde un punto de vista estrictamente litúrgico” la bendición requiere que lo que se bendice “sea conforme a la voluntad de Dios expresada en las enseñanzas de la Iglesia”. Cuando con un rito litúrgico específico “se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas” es necesario que “lo que se bendice se corresponda con los designios de Dios inscritos en la Creación” (11). Por lo tanto, la Iglesia no tiene el poder para conferir una bendición litúrgica a parejas irregulares o formadas por personas del mismo sexo. Pero se debe evitar el riesgo de reducir el sentido de las bendiciones sólo a este punto, exigiendo para una simple bendición “las mismas condiciones morales que se exigen para la recepción de los sacramentos” (12).

Luego de haber analizado las bendiciones en la Sagrada Escritura, la Declaración ofrece una comprensión teológico-pastoral. Quien pide una bendición “se muestra necesitado de la presencia salvífica de Dios en su historia”, porque expresa “una petición de ayuda a Dios, una súplica para vivir mejor” (21). Esta petición debe ser acogida y valorada “fuera de un marco litúrgico”, cuando se encuentra “en un ámbito de mayor espontaneidad y libertad” (23). Consideradas desde la perspectiva de la piedad popular, “las bendiciones deben valorarse como actos de devoción”. Para conferirlas no es necesario, por tanto, exigir como condición previa una “perfección moral previa”.

Profundizada esta distinción, sobre la base de la respuesta del papa Francisco a los Dubia de los cardenales, publicada el pasado mes de octubre, en la que invitaba a un discernimiento sobre la posibilidad de “formas de bendición, solicitadas por una o varias personas, que no transmitan una concepción errónea del matrimonio” (26), el documento afirma que este tipo de bendiciones “se ofrece a todos”, sin pedir nada, haciendo sentir a las personas que permanecen bendecidas no obstante sus errores y que “el Padre celestial sigue queriendo su bien y esperando que finalmente se abran finalmente al bien” (27).

Hay “diversas ocasiones en las que las personas se acercan espontáneamente a pedir una bendición, ya sea en peregrinaciones, en santuarios o incluso en la calle cuando se encuentran con un sacerdote”, y tales bendiciones “se dirigen a todos, nadie puede ser excluido” (28). Por lo tanto, quedando en pie la prohibición de activar “procedimientos o ritos” para estos casos, el ministro ordenado puede unirse a la oración de aquellas personas que, “aunque estén en una unión que en modo alguno puede parangonarse al matrimonio, desean encomendarse al Señor y a su misericordia, invocar su ayuda y ser guiados hacia una mayor comprensión de su designio de amor y de vida” (30).

El tercer capítulo de la Declaración (parágrafos 31-41) abre, en consecuencia, la posibilidad de estas bendiciones, las cuales representan un gesto hacia quienes “reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no reivindican la legitimidad de un status propio, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, sanado y elevado por la presencia del Espíritu Santo” (31). Tales bendiciones no deben ser estandarizadas, sino confiadas al “discernimiento práctico en una situación particular” (37). Si bien se bendice a la pareja, pero no la unión, la Declaración incluye entre lo que se bendice las relaciones legítimas entre las dos personas: “en la oración breve que puede preceder a esta bendición espontanea, el ministro ordenado podría pedir para ellos la paz, la salud, un espíritu de paciencia, diálogo y ayuda mutuos, pero también la luz y la fuerza de Dios para poder cumplir plenamente su voluntad” (38). Se aclara además que para evitar “cualquier forma de confusión y de escándalo”, cuando la que pide la bendición es una pareja irregular o del mismo sexo “nunca se realizará en el contexto de los ritos civiles de unión, ni tampoco en relación con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio” (39). Este tipo de bendición “puede encontrar su lugar en otros contextos, como la visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación” (40).

Por último, el cuarto capítulo (parágrafos 42-45) nos recuerda que “cuando la relación con Dios está enturbiada por el pecado, siempre se puede pedir una bendición, acudiendo a Él” y desearla “puede ser en algunas situaciones el bien posible” (43).

Publicada originalmente en Italiano el 18 de diciembre de 2023, en https://www.marcotosatti.com/2023/12/18/benedizione-a-coppie-gay-e-coppie-irregolari-via-libera-dottrina-della-fede/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

 

 

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