Bergoglio es católico? “Nos profetiza ilusiones…”. Carlo Maria Viganò

13 Dicembre 2023 Pubblicato da 4 Commenti

Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, ofrecemos a vuestra atención este texto del arzobispo Carlo Maria Viganò. Feliz lectura y compartir.

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Video en https://youtu.be/exXxKEi2b8w?si=-wNDAJddrGLtbWjN

“Mira nuestras ilusiones”

Arzobispo Carlo Maria Viganò

A la Conferencia online organizada

por el profesor Edmund Mazza (USA)

“¿El Papa es católico?”

9 de diciembre de 2023

 

Qui dicunt videntibus: «Nolite videre»

et aspicientibus: «Nolite aspicere nobis ea, quae recta sunt;

loquimini nobis placentia, aspicite nobis illusiones».

Dicen a los videntes: «No tengáis visiones»;

y a los profetas: «No nos vaticinéis cosas rectas;

habladnos de cosas agradables, profetizadnos ilusiones»

(Is 30, 10)

Premisa

Esta conferencia en línea organizada por el profesor Edmund Mazza tiene como tema un argumento que sólo recientemente se está haciendo público, después de más de diez años de horrores peores que los que hemos presenciado en los últimos sesenta años, pero perfectamente coherentes con las bases filosóficas y teológicas planteadas en la crisis presente por el Concilio Vaticano II. ¿El Papa es católico?

En otros tiempos, una pregunta de este tipo habría sonado casi a blasfemia, tan arraigado estaba en los fieles el respeto y el amor hacia el Romano Pontífice, considerado como el dulce Cristo en la tierra. ¿Quién diablos, en tiempos de Pío XII, se habría atrevido a cuestionar su autoridad moral y magisterial? Y por otra parte, ¿por cuál motivo los fieles habrían tenido que expresar su desacuerdo con un Papa, desde el momento en que su voz era la expresión de una continuidad ininterrumpida con sus predecesores y con el divino Maestro?

Escuchar hoy hablar a Jorge Mario Bergoglio y comparar sus palabras con las del Pastor angelicus nos hace comprender el abismo que separa a un Papa de su grotesca parodia, el abismo que separa al Vicario de Cristo de la simia Pontificis. La autoridad hierática de todos los Papas desde san Pedro hasta Pío XII, íntimamente vinculada la autoridad divina de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, ha sido pervertida en autoritarismo arrogante y en tiranía; el sentido de pertenencia al Orden Sagrado de los clérigos y prelados se ha corrompido en clericalismo; la inmutabilidad fija de la Verdad revelada, fundada en la inmutabilidad perfecta de Dios -e incluso la naturalmente cognoscible por la razón- ha cedido a la revolución permanente y al caos, a la provisionalidad de la Loquimini nobis placentia [habladnos cosas agradables] (Is 30, 10) y a la arbitrariedad de lo opinable: aspicite nobis Illusiones (ibid.).

 

Disonancia cognitiva

Pero así como frente a las muertes imprevistas de millones de personas en todo el mundo luego de la criminal campaña de inoculación a continuación del fraude psico pandémico, hay quienes todavía se niegan a reconocer la relación causal entre la administración del suero génico experimental y el exterminio masivo planificado y declarado por parte de la élite; de la misma manera, en el ámbito eclesial, frente a la devastación causada ​​por la revolución conciliar y la llamada reforma litúrgica, todavía hay quienes no quieren admitir la relación causal entre la acción menos criminal de aquellos expertos y consultores -notoriamente modernistas y bien antes del Vaticano II y como tal justamente condenados por el Santo Oficio o considerados sospechosos por los Obispos- que utilizaron nada menos que un Concilio Ecuménico como un escenario prestigioso sobre el cual recitar la pièce falsa y mendaz del diálogo con el mundo, del ecumenismo, de la democratización y parlamentarización de la Iglesia, con el aval de los “padres del Concilio”. Justamente, esa asamblea fue definida por sus mismos artífices como “el 1789 de la Iglesia”. Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI no dejaron de subrayar cómo los principios revolucionarios y masónicos –liberté, égalité, fraternité– pudieron de alguna manera ser compartidos y asumidos por el catolicismo, a partir de la aceptación, más bien por la promoción convencida de la laicidad del Estado y la cancelación sustancial de la Realeza divina y universal de Nuestro Señor Jesucristo.

Si ustedes tienen la paciencia de seguirme en este examen mío, verán que la Realeza social de Cristo es la piedra de escándalo, sobre la que chocan sin distinción alguna todos los cómplices del plan anticristo del Nuevo Orden Mundial.

 

La relación causal

La vexata quæstio –“¿Bergoglio es católico?”– se aborda desde muchas partes, según diferentes criterios y partiendo de diferentes herencias culturales: la tradicional y escolástica, la moderada y conciliar -podríamos decir montiniana– y la que oscila, por así decirlo, entre las dos orillas, reconociendo a Bergoglio como Papa a pesar de ser de él, de facto, canónicamente independiente. Pero debemos reconocer que hoy es posible compartir con sacerdotes y fieles el sentimiento de grave malestar y gran escándalo por la engorrosa presencia del jesuita argentino. Hoy podemos preguntarnos si Bergoglio es católico, y ya es un buen punto de partida, porque su heterogeneidad con el Papado es ahora evidente y percibida tanto por los simples fieles como por gran parte del clero e incluso por ciertos sectores de los medios de comunicación. La Jerarquía se limita a demostrar cobardía o complicidad con el tirano, y las pocas voces discordantes no se atreven a extraer las conclusiones necesarias frente a las herejías y despropósitos del inquilino de Santa Marta. Porque disienten con él, pero no con el Vaticano II; ni quieren reconocer que fue precisamente de ese Concilio que surgió el proceso revolucionario que permitió a una persona como Jorge Mario ingresar a la Compañía de Jesús, ser ordenado sacerdote, llegar a ser Obispo, ser creado Cardenal y finalmente ingresar al Cónclave y emerger como “Papa”. Se puede criticar a Bergoglio, siempre que no se critique el ídolo conciliar, el fetiche intocable de los montinianos que hoy, comparados con los horrores del jesuita argentino, parecen paladines de la ortodoxia católica.

Y aquí llegamos al punctum dolens, es decir, a la gran contradicción que une a los partidarios del Vaticano II con sus oponentes históricos: la Fraternidad de San Pío X in primis, al querer hacer una valoración de hechos objetivamente extraordinarios recurriendo a normas ordinarias. Como lo he reiterado varias veces, me parece que algunos tienen más en mente la doctrina del Papado que la salvación de las almas, de modo que prefieren ser gobernados por un Papa hereje y apóstata antes que reconocer que un hereje o un apóstata no puede estar a la cabeza de la Iglesia a la que, como tal, no pertenece. De ahí las distinciones entre herejía formal y material, que no impiden en lo más mínimo la acción destructiva de Bergoglio. La objeción de que la acusación de herejía o apostasía del “Pontífice reinante” podría causar división y escándalo es desmentida por la evidencia de la división y del escándalo que ya está ampliamente en marcha en el cuerpo eclesial, precisamente a causa de su herejía y apostasía, que es por así decir la punta del iceberg de una crisis mucho peor y generalizada de la Jerarquía y el Clero iniciada hace sesenta años y que hoy ha alcanzado casi su punto máximo.

 

Un único plan subversivo

Hace unas semanas, fue arrestado por pedofilia y pornografía infantil un importante colaborador de Hillary Clinton y de John Podesta: me refiero a Slade Sohmer, vinculado al mundo de Broadway y al cine, que participó en la acción de descrédito del tristemente conocido Pizzagate, es decir, de la red de vil complicidad y horrendos crímenes contra menores que gira en torno al Estado profundo internacional. Nos hemos enterado de que ciertamente Jeffrey Epstein y muy probablemente Gislaine Maxwell eran miembros del Mossad israelí. Esto nos hace entender que los famosos viajes de muchísimos personajes conocidos a la isla de Epstein sirvieron para reunir pruebas de su culpabilidad en los brutales crímenes rituales contra menores con el fin de chantajearlos. Y si frente las matanzas masivas de civiles en la Franja de Gaza los jefes de Estado y de Gobierno del mundo occidental no se atreven a decir una palabra, es razonable suponer que esta actitud se debe a los extensos expedientes y a las filmaciones en posesión de los servicios israelíes. Lo mismo debe haber ocurrido con la preparación de la falsa emergencia pandémica, replicada servilmente en todos los Estados miembros del Foro Económico Mundial y de la ONU, pero también con la farsa de la crisis ucraniana (no olvidemos que frente a Gaza hay yacimientos de metano tentadores en un momento en que el suministro de gas desde Rusia ha sido impedido mediante las sanciones, en beneficio de las multinacionales y de los fondos de inversión a los que pertenecen).

Pero si este chantaje a los poderosos del mundo constituye el elemento unificador del proyecto subversivo globalista, no podemos dejar de pensar que el rol indispensable desempeñado por la Iglesia católica fue de alguna manera forzado no sólo por el nombramiento de Bergoglio como emisario de los enemigos de la Iglesia situado en la cima, sino también por los escándalos sexuales y financieros que sólo han surgido parcialmente en relación con muchos prelados representantes de la Iglesia profunda. ¿Cómo podemos pensar que una persona como McCarrick -que entraba a la Casa Blanca sin necesidad de hacerse anunciar y que continuó gestionando los asuntos diplomáticos del Vaticano en China incluso después de haber sido acusado de ser un depredador serial- no gozó del apoyo de aquellos poderosos que compartían con él los vicios más repugnantes y los crímenes más execrables? ¿Deberíamos pensar quizás que la asociación entre el Estado profundo y la Iglesia profunda se limitaba a la complicidad en especulaciones financieras, cuando un pedófilo como Slade Sohmer colaboraba con los Clinton y con Obama, implicados en el Pizzagate? ¿O que los numerosos vuelos de Bill Gates a la isla de Epstein, junto con los de actores, gobernantes, políticos, banqueros y personalidades importantes no tienen nada que ver con la red de complicidad de la Mafia Lavanda?

Por los correos electrónicos filtrados en el caso Wikileaks sabemos que John Podesta estaba trabajando en nombre de Hillary Clinton y Obama -y de la elite globalista en general- para promover en el seno de la Iglesia esa revolución de color que habría tenido que expulsar a Benedicto XVI del Papado, hacer elegir un Papa ultra progresista y modificar sustancialmente el Magisterio católico, haciéndole aceptar las exigencias de la Agenda 2030: igualdad de género, introducción de la teoría de género y de la doctrina LGBTQ+, democratización del gobierno de la Iglesia, colaboración con el proyecto neomalthusiano del Gran Reinicio, cooperación en el tema de la inmigración y la cancelación de la cultura. Me parece claro que este proyecto subversivo ha encontrado perfecta realización en el nombramiento de Bergoglio -y digo nombramiento deliberadamente- y que lo confirma su línea ininterrumpida de gobierno y de magisterio tanto público como privado en esta década tan aciaga. Una acción que, de hecho, ha cumplido los deseos -o mejor dicho, los mandatos– de las órdenes de las élites, punto por punto, y de manera tan precisa que resulta inequívoca: igualdad de género con la apertura a roles de gobierno y ministeriales de las mujeres; legitimación moral de la sodomía y del género con la admisión de sodomitas y transexuales en el rol de padrinos y testigos de bodas; una falsa democratización, según el modelo de las oligarquías en el ámbito civil, a través de la sinodalidad; aceptación de las peticiones seudo ambientalistas con un drástico redimensionamiento de la condena del aborto, de la eutanasia, de la manipulación genética mediante la subversión de la Academia Pontificia para la Vida; la campaña de acogida de los inmigrantes ilegales, en nombre de la inevitabilidad del mestizaje no exento de intereses económicos; cancelar la cultura con la denigración de la historia de la Iglesia y la falsificación de las Sagradas Escrituras. Y de hecho, si se mira en detalle, está siempre la compensación económica, lo que une a los miembros de la Iglesia profunda y a los del Estado profundo, a quienes la élite ha pagado el pretium sanguinis de su traición con patrocinios y financiamientos. Me pregunto si los grotescos intentos de Bergoglio de revalorizar a Judas no traicionan la instintiva simpatía de un traidor hacia el Iscariote, el mercator pessimus.

Volvamos, pues, al pretium sanguinis, el pago por los servicios prestados por personas chantajeadas no sólo por quienes conocen sus secretos más desconcertantes y oscuros, sino también por quienes los comparten, aunque desempeñan roles similares en otras naciones, en el Parlamento Europeo, en la ONU, en el Banco Mundial o en otras instituciones internacionales. Imagínense si Trudeau se atreviera a considerar disociarse de ciertas cuestiones –por ejemplo, el silencio sobre los crímenes de guerra de Netanyahu en Gaza– desobedeciendo así las órdenes que le han sido impartidas. Incluso antes de que la noticia llegue a los medios de comunicación, serían sus homólogos en Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos, Francia, Holanda, Bélgica y Dios sabe dónde, presionándole para que se calle, sabiendo muy bien que el Mossad no dudaría un instante en arrastrarlo al escándalo -y a la cárcel- no sólo a Trudeau (sobre quien están pendientes cargos por violación de una menor, por ahora paralizados en alguna fiscalía), sino también a aquellos miembros de la élite pedófila internacional que tienen pruebas de otros crímenes contra el propio Justin Trudeau. Por eso era necesario que la corrupción fuera endémica del sistema, para que pudiera enquistarse el cáncer globalista.

Y sería necio o irresponsable quien crea que está exenta de este chantaje la jerarquía bergogliana que, como sabemos, está ampliamente involucrada en los mismos vicios, con la protección del mismo Bergoglio. Por otra parte, ¿qué credibilidad puede tener el jesuita argentino, cuando en el caso McCarrick reclamó para si como cosa juzgada la condena sin juicio de uno de los cardenales más poderosos de los últimos cincuenta años, evitando el interrogatorio a testigos que habrían podido dar los nombres de sus cómplices, ahora ascendidos a la cima de la Iglesia o de las instituciones públicas? ¿Creen ustedes que fue posible perpetrar impunemente el fraude electoral para expulsar a Donald Trump de la Casa Blanca y que no pudieron hacer lo mismo en el Cónclave, teniendo en cuenta lo comprometida que está la mayoría del Colegio Cardenalicio? El hecho de que el fraude sea público y aún quede impune es, si acaso, un agravante dado por la arrogancia de creerse omnipotentes e invencibles.

 

El caso del Papa hereje entre la hipótesis abstracta y la realidad concreta

Cuando san Roberto Belarmino planteó como caso escolar la hipótesis de la herejía del Romano Pontífice, imaginó a un Papa que, convencido de seguir siendo católico, adhería material o formalmente a una herejía específica, en un contexto general en el que el cuerpo social y eclesial al que pertenecían eran católicos. Ni siquiera podía imaginar que un emisario de la masonería pudiera lograr que se hiciera elegir Papa, con el objetivo de demoler la Iglesia desde dentro, usurpando y abusando del poder del propio Papado. Y ni siquiera podía imaginar que este Papa superaría la herejía para terminar enterrándose en la apostasía. Ningún Doctor de la Iglesia ha contemplado jamás el caso de un Papa apóstata, ni de una elección distorsionada y manipulada por poderes declaradamente enemigos de Cristo, porque tal atrocidad sólo puede ocurrir solamente en un contexto único y extraordinario como el de la persecución final preanunciada por el profeta Daniel y descrito por san Pablo. La advertencia Cum videritis abominationem desolationis [cuando vean la abominación de la desolación] (…) debe entenderse como tal precisamente por su absoluta unicidad y por el hecho de que todos verán realizarse -algunos con horror, otros con satánica satisfacción- la abominación desoladora permanente en el lugar santo: qui legit intelligat [el que lee, que entienda].

Los católicos se escandalizan por el silencio temeroso de Cardenales y Obispos por la misma razón que los ciudadanos se escandalizan por la complicidad de políticos, médicos, periodistas, magistrados y fuerzas del orden en la traición del pacto social. Han comprendido que todo el sistema está secuestrado por el enemigo, y que es inútil esperar obtener justicia y verdad de quienes apoyan el golpe global, ya sea en el mundo civil o eclesiástico. La operación subversiva es tan eficiente y organizada que muestra inequívocamente el trabajo de una inteligencia luciferina que va mucho más allá de las supuestas artimañas de Klaus Schwab o de un Rockefeller. Es por eso que el “problema Bergoglio” no puede resolverse según los métodos ordinarios: ninguna sociedad puede sobrevivir a la corrupción total de la Autoridad que la gobierna, y la Iglesia no se diferencia en nada cuando sus miembros -y sobre todo sus Pastores- se niegan a reconocer las causas de esta corrupción doctrinal, moral y espiritual y se limitan a deplorar los excesos de tal o cual discurso de Bergoglio, sin darse cuenta de que se encuentran ante el homo iniquus et dolosus [el hombre malvado y engañoso] del Salmo 42; iniquus por los fines que se propone, dolosus por los medios que adopta. Discutir de herejía formal en el caso de Bergoglio es como acusar de malversación a los criminales que están matando a millones de personas con sueros letales, aire y agua envenenados, alimentos nocivos o artificiales, hambrunas y plagas planificadas, esterilidad inducida y muerte impuesta (física o civil) por ley. Estamos más allá de la herejía como estamos más allá de los crímenes normales de los que se puede acusar a un jefe de Estado, con el agravante de que el culpable sabe (o espera) poder salvarse de la condena, porque sus principales acusadores lo reconocen como Sumo Pontífice, en cuanto tal exento de todo tribunal humano. Prima Sedes a nemine judicatur [El primer asiento no es juzgado por nadie].

Precisamente en esto confiaba quien lo hizo elegir Papa, pero olvidando un pequeño detalle: la intención de dañar a la Iglesia actuando en nombre de un poder enemigo no es compatible con la presunción de ACEPTACIÓN del Papado y, por lo tanto, hay un defecto de consenso, dado por la voluntad – confirmado por las palabras y los hechos de los últimos diez años- de querer actuar in fraudem legis, eludiendo el Derecho canónico y disimulando las propias intenciones desde la primera aparición en la Logia Vaticana. Repito: no se trata de un Papa que adhiere a una herejía concreta (lo que Bergoglio ha hecho reiteradamente), sino de una persona enviada al Cónclave con la orden de revolucionar la Iglesia desde la cima, desde la Cátedra de Pedro. Y más todavía: él no asumió el Papado sin reservas para después dejarse solamente convencer por malos consejeros y actuar en forma cuestionable. Por el contrario, es evidente la premeditación, confirmada tanto por la correspondencia de su acción a las órdenes de la Iglesia profunda impartidas ya bajo el pontificado de Benedicto XVI -conjurados de la mafia de San Gallo o del Pacto de las Catacumbas, poco importa- como por los repetidos encuentros -a la vista de todos- del jesuita argentino con exponentes de la élite globalista y de los potentados financieros mundiales.

 

El defecto de consenso

Es posible que la Renuncia, debido a las cuestiones críticas destacadas magistralmente por el profesor Enrico Maria Radaelli, haya provocado una situación previa de irregularidad canónica tal que la invalida y hace nula, con ella, también la elección del sucesor de Benedicto XVI, independientemente del hecho de que haya sido elegido Bergoglio o un nuevo Pío X. Pero aunque Benedicto XVI hubiera abdicado legítimamente -a pesar de ser conscientes del riesgo de hacer materialmente posible la elección del jesuita argentino- es la intención maliciosa de abusar de la autoridad y del poder del Papado, asumiéndolo mediante engaños, lo que hace real el vitium consensus y hace de Bergoglio en un usurpador del Trono de Pedro. El consenso y el apoyo al jesuita argentino provienen significativamente del ala ultra progresista y filoherética que patrocinó su elección: todos miembros conocidos de la Iglesia profunda y contiguos al lobby homosexual y pedófilo del Estado profundo.

Si hay quienes se empeñan en mirar el dedo de quienes denuncian este golpe de Estado y no la luna de la evidente congruencia de Bergoglio con él, no podemos comportarnos como si nos encontráramos resolviendo una cuestión de Derecho Canónico: el Señor es ultrajado, la Iglesia es humillada y las almas se pierden a causa de la permanencia en el Trono de un usurpador, cuya acción de gobierno y de magisterio puede juzgarse a la luz de las palabras de Nuestro Señor: “Guardaos de los falsos profetas, los cuales van hacia ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Asimismo todo árbol bueno da frutos sanos y todo árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede dar frutos malos, ni un árbol malo frutos buenos. Todo árbol que no produce buen fruto es cortado y arrojado al fuego. De modo que por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 15.20).

Han oído bien: un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo puede producir frutos buenos, lo que significa que el comportamiento ininterrumpido de Bergoglio –antes, durante y después de su elección– vale por sí solo como prueba de su intrínseca iniquidad.

¿Podemos entonces estar moralmente seguros de que el inquilino de Santa Marta es un falso profeta? Mi respuesta es: Sí. ¿Por lo tanto, estamos autorizados en conciencia a revocar nuestra obediencia a quien, presentándose como Papa, actúa en realidad como el jabalí bíblico en la Viña del Señor o como el mercenario, qui non est pastor, cujus non sunt oves proprioæ[que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas] (Jn 10, 12), et non pertinet ad eum de ovibus [no tiene interés en las ovejas] (ibid., 13)? . Lo que no podemos hacer, porque no tenemos la autoridad, es declarar oficialmente que Jorge Mario Bergoglio no es Papa. El terrible impasse en el que nos encontramos hace imposible cualquier solución humana.

Nuestra tarea no debe ser la de basarnos en especulaciones abstractas de canonistas, sino resistir con todas nuestras fuerzas -y con la ayuda de la Gracia de Dios- la acción explícitamente destructiva del jesuita argentino, rechazando con valentía y determinación cualquier colaboración, incluso indirecta, con él y sus cómplices.

 

El rechazo de la Realeza del Hombre-Dios

El mal de este mundo está intrínsecamente ligado a la negativa a reconocer que tanto en el Estado como en la Iglesia la autoridad vicaria de quienes gobiernan emana directamente de la unión hipostática, es decir, de la unión de la divinidad y la humanidad en Nuestro Señor Jesucristo, Rey y Pontífice. El odio de los malvados contra Cristo Rey nació en la eternidad de los tiempos, cuando la Santísima Trinidad puso a prueba a Lucifer y éste comprendió que debía adorar y obedecer al Hombre-Dios, que debería reconocerlo como Rey y Señor a pesar de la humillación de haber asumido un cuerpo humano y la infamia del suplicio de la Cruz. Fue entonces cuando Lucifer gritó su Non serviam.

Encontramos ese grito de rebelión que mereció la condenación eterna de una parte de los espíritus angelicales en las vestiduras rasgadas de Caifás, en las maniobras de los sumos sacerdotes y de los escribas del pueblo para enviar a la muerte al Mesías prometido, culpable de no haberse prestado a los objetivos de poder del Sanedrín. Lo encontramos en el delirio teológico del Sionismo, que desde el Congreso de Basilea de 1897 se ha posicionado como una especie de Vaticano II del Judaísmo, sustituyendo la figura de un Mesías personal con el advenimiento del Estado de Israel. Ese Concilio Judíosancionó la divinización del Estado y su independencia -premisa de la tiranía- de la voluntad divina. Los miembros del Sanedrín modernista no actuaron en forma diferente cuando, en nombre del Estado secular y de la libertad religiosa, pisotearon la doctrina de la Realeza social de Cristo que acababa de proclamar Pío XI. El Non serviam ya había resonado en la Alemania del heresiarca Lutero y en la Inglaterra de Enrique VIII con el rechazo de la autoridad del Vicario de Cristo, y había vuelto a resonar con arrogancia en la Francia revolucionaria, con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, y también con el Liberalismo, que sustrae al Señorío de Dios no sólo el dominio de las naciones, sino también el primado de la Moral sobre las reglas de la economía. Encontramos el Non serviam en el materialismo ateo del comunismo, la falsa contraparte del liberalismo, que lo quiso y lo apoyó para destruir el tejido social mediante la lucha de clases. Y hoy este grito infernal resuena con los horrores del aborto, la eutanasia, la transición de género y la ingeniería genética, cuyo único propósito es el de borrar todo rastro de lo divino en el hombre y en la Creación y romper el vínculo entre el hombre y Dios consumado en la Encarnación.

Hasta que no reconozcamos la inevitabilidad de la victoria del Hombre-Dios como Rey y Señor universal, y la de la Virgen Madre de Dios como Reina y Señora por Gracia; hasta que las naciones y los pueblos no doblen las rodillas ante el único Salvador y Redentor del género humano; hasta que la sociedad y la Iglesia sigan siendo rehenes de los enemigos de Cristo Rey y de su augusto Madre, no podremos esperar el fin de esta prueba tan dolorosa, porque no habremos elegido el terreno necesario que el Señor espera de nosotros para hacernos partícipes de su triunfo total y definitivo sobre Satanás. No nos engañemos: quien persiste en leer la situación actual con ojos humanos se expone no sólo a sí mismo sino que expone a toda la humanidad a la continuación y al empeoramiento de esta situación: Porque nuestra batalla no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas (Ef 6, 12).

 

Conclusión

En consecuencia, que las naciones que alguna vez fueron cristianas vuelvan a la fe de sus padres. Dejemos que los disidentes abracen nuevamente la unidad católica. Que los pueblos sumergidos en las tinieblas de la superstición y la idolatría se conviertan al Dios vivo y verdadero. Que el pueblo que alguna vez fue el elegido reconozca al verdadero Mesías, distanciándose de la herejía sionista. Dejemos que los individuos se sacudan de su letargo, especialmente los que están constituidos en autoridad, y reconozcan con confianza que no hay poder excepto el de Dios, porque ésta -y sólo ésta- es la premisa para la armonía de los pueblos, para la justicia y para la paz. Y si en este despertar general de las conciencias faltan los Pastores, recuerden ellos las terribles palabras del Señor: Si éstos callan, gritarán las piedras (Lc 19, 40).

 

+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo

9 de diciembre de 2023

En la infraoctava de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen

 

Publicado originalmente en Italiano el 11 de diciembre de 2023, en https://www.marcotosatti.com/2023/12/11/bergoglio-e-cattolico-profetateci-illusioni-carlo-maria-vigano/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

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4 commenti

  • Adan Burnik ha detto:

    Vladimir Putin es más Cristiano que nuestro Papa

  • RODRIGO Pellegrino ha detto:

    Buona notte! Mi chiamo Rodrigo Pellegrino e sono un fisioterapista e vivo qui in Brasile. Mi è piaciuto molto questo POST che è stato pubblicato. Vorrei congratularmi con voi per aver potuto vedere la verità sul Papato attualmente occupato da un usurpatore dove nel 1958 Roncalli partecipò ad una manipolazione effettuata nell’elezione che diede il Pontificato al Cardinale Siri ma a causa di minacce non volute stare. Roncalli era un massone e nominò Montini suo successore come “Capo del Vaticano II”.

    Oggi ci sono molte sette sedevacantiste che stanno causando un tremendo caos nella vita delle persone che posso dividere in 2 tipi: sedevacantisti materialisti e sedevacantisti gnostici. I sedevacantisti materialisti sono coloro che vogliono affrontare le eresie e recuperare strutture senza Papa, cioè senza un potere spirituale che viene dato al Papa con l’assistenza divina. Questa è un’eresia perché solo un Papa può combattere gli errori di questo mondo. Senza il Papa questo è impossibile perché questo potere è stato dato da Cristo quando ha consegnato le chiavi a San Pietro. I sedevacantisti gnostici sono coloro che vogliono resistere agli errori e al CVII senza utilizzare il Magistero infallibile, la Tradizione apostolica e le Sacre Scritture per eleggere un Papa, aspettando che Dio porti un Papa senza che noi facciamo nulla in tal senso. Nel corso dei secoli la Chiesa ha sempre eletto un Papa e altre volte c’è stato un falso Papa e ci sono stati Concili per eleggere quello vero e abbandonare quello falso. Infatti, ignorare il Magistero infallibile e aspettare che Dio abbia un Papa senza utilizzare le opere che ha compiuto la Chiesa cattolica è agire come un protestante. La fede senza le opere è morta. Non possiamo in alcun modo credere che Dio porterà un Papa senza che noi possiamo fare nulla. L’unico modo per risolvere il problema è avere un’elezione di un Papa in modo canonico e cattolico in modo che il papato sia restaurato e possiamo avere di nuovo l’assistenza dello Spirito Santo con il Papa e così abbiamo sicurezza nella dottrina che sarà l’ultimo. Oggi non abbiamo un potere temporale che ci protegge dall’avere un papato ma abbiamo la Dottrina che ci insegna come avere un papato. La strada è quella di tenere un Consiglio con i Vescovi dell’Oriente in modo da avere 100 Vescovi per svolgere un Pontificato e deve avvenire in modo pubblico e non privato. Un’altra cosa è che avvenga in Russia e che la Russia accetti il dogma dell’Immacolata Concezione affinché il Paese si converta e trionfi il Cuore Immacolato, cioè trionfi la Chiesa Cattolica Apostolica e così si converta la Russia e la Chiesa dell’Immacolata L’Oriente si unisce alla Chiesa dell’Occidente e possiamo formare un solo gregge e un solo Pastore come ha parlato Cristo. Questo dovrà essere fatto. Se la vostra carità conosce Monsignor Viganò, per favore, portategli questo e passate anche a lui la mia email. Voglio davvero parlargli. Che Dio sia con te! Ave, Santa Maria!

  • RODRIGO Pellegrino ha detto:

    Boa noite! Meu nome é Rodrigo Pellegrino e sou fisioterapeuta e moro aqui no Brasil. Gostei muito deste POST que foi colocado. Gostaria de parabenizar por conseguir enxergar a verdade sobre o Papado que está neste momento ocupada por um usurpador donde em 1958 Roncalli entrou numa manipulação feita na eleição que deu ao Cardeal Siri o Pontificado mas por ameaças ele não quis ficar. Roncalli era maçom e colocou Montini para ser seu sucessor como “Chefe do Vaticano II”.

    Hoje existem muitas seitas sedevacantistas que está causando também um caos tremendo na vida das pessoas que eu posso dividir em 2 tipos: os sedevacantistas materialistas e os sedevacantistas gnósticos. Os sedevacantistas materialistas são aqueles que querem enfrentar as heresias e recuperar as estruturas sem um Papa ou seja, sem um poder Espiritual que é dado ao Papa pela assistência divina. Isso é heresia pois somente um Papa pode combater os erros deste mundo. Sem o Papa é impossível isto acontecer pois este poder foi dado por Cristo quando entregou as chaves a São Pedro. Os sedevacantistas gnósticos são aqueles que querem resistir aos erros e ao CVII sem usar o Magistério Infalível, a Tradição Apostólica e as Sagradas Escrituras para a eleição de um Papa, aguardando Deus trazer um Papa sem que não façamos nada para isso. A Igreja sempre ao longo dos séculos elegeu um Papa e aconteceu em outras épocas ter um falso Papa e houve Concílios para eleger o verdadeiro e sair o falso. De fato ignorar o Magistério Infalível e esperar em Deus para ter um Papa sem usar as obras que a Igreja Católica fez é agir como Protestante. A fé sem obras é morta. Não podemos de maneira nenhuma crer que Deus trará um Papa sem que não possamos fazer nada. A única maneira de resolvermos o problema é ter uma eleição de um Papa de uma forma canônica e católica para que o papado seja restaurado e nós possamos ter de volta a assistência do Espírito Santo com o Papa e assim nós termos segurança na Doutrina que vai ser passada. Hoje não temos um poder temporal que nos proteja de realizar um papado mas temos a Doutrina que nos ensina a ter um papado. O jeito é fazer um Concílio com os Bispos do Oriente para que possamos ter 100 Bispos para realizar um Pontificado e precisa ser de forma pública e não privada. Outra coisa também é que se realize na Rússia e que a Rússia aceite o dogma da Imaculada Conceição para que o país se converta e o Imaculado Coração triunfe ou seja, que a Igreja Católica Apostólica triunfe e assim a Rússia se converta e a Igreja do Oriente se una com a Igreja do Ocidente e que possamos formar um só rebanho e um só Pastor como Cristo falou. Isso vai precisar ser feito. Se Vossa caridade conhece o Monsenhor Viganò por favor leve isso a ele e passa o meu email para ele também. Quero muito falar com ele. Fica com Deus! Salve Maria Santíssima!

  • Amparo ha detto:

    Una cosa es clara, Excelencia. La “renuncia” del Papa Benedicto XVI no ha sido hecha en conformidad con la Tradición Canónica de la Iglesia. Ha sido hecha “DE UN MODO NUEVO” según las mismísimas palabras del Papa Ratzinger. Esto es irrefutable.
    Parece como si la arcana Providencia de Dios haya querido evitar así la existencia de un “papa hereje y apóstata”. Como decía Santa Teresa de Jesús, Dios escribe “DERECHO SOBRE RENGLONES TORCIDOS”.

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