El intento de golpe de Estado fascista en Estados Unidos. Agostino Nobile

16 Marzo 2023 Pubblicato da Lascia il tuo commento

Marco Tosatti

Muy estimados StilumCuriales, Agostino Nobile pone a vuestra consideración sobre el rol desempeñado por la gran finanza -aún hoy- en la decisión de guerras y destinos de los pueblos. Feliz lectura y compartir. 

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El intento de golpe de Estado fascista en Estados Unidos

Que las guerras son planificadas entre bastidores por el poder financiero, a excepción de los redactores de noticias y periódicos, todo el mundo debería haberlo comprendido. Sin embargo, creo que es útil contar sintéticamente algunos hechos que son casi desconocidos, al menos para el gran público. Pero antes es necesario recordar muy brevemente a los banqueros implicados en casi todas las guerras a partir del siglo XVIII.

El lema de la familia fue acuñado por el hijo mayor del progenitor, Mayer Amschel (1744-1812), que ya no se llama Bauer, sino que se apellida Rothschild: “Nuestra política consiste en fomentar las guerras, dirigiéndolas de tal manera que todas las naciones involucradas se hundan cada vez más en su deuda y, por tanto, cada vez más en nuestro poder”. Mayer Amschel heredó la empresa a la muerte de su padre en 1755. Fue el verdadero fundador del imperio, salió del gueto y creó un banco en Hannover, convirtiéndose en uno de los hombres más ricos del Viejo Continente.

Como podemos imaginar, hoy las cosas han cambiado para peor. Para tener una prueba bien documentada, veamos lo que ocurrió en la primera mitad del siglo pasado.

“Pasé 33 años y cuatro meses en el servicio militar activo y durante ese tiempo pasé la mayor parte del tiempo como un musculoso de clase alta para el Gran Capital, para Wall Street y los banqueros. En pocas palabras, fui un timador, un gángster del capitalismo. En 1914 contribuí a hacer seguro México y especialmente Tampico para los intereses petroleros estadounidenses. Contribuí a hacer de Haití y Cuba un lugar decente para que los chicos del National City Bank recaudaran ingresos. Contribuí a violar una media docena de repúblicas centroamericanas en beneficio de Wall Street. En 1902-1912 contribuí a purificar Nicaragua para la Casa Bancaria Internacional de los Hermanos Brown. En 1916 llevé la luz a la República Dominicana para los intereses azucareros estadounidenses. En 1903 contribuí a limpiar Honduras para las compañías fruteras estadounidenses. En 1927 ayudé en China a la Standard Oil a seguir su camino sin ser molestada. En retrospectiva, podría haberle dado algunos consejos a Al Capone. Lo mejor que pudo hacer fue dirigir su tinglado en tres distritos. Yo operaba en tres continentes”.

El autor de este vitriólico comentario es el General de División Smedley Butler (1881-1940), quien sirvió durante 34 años en el Cuerpo de Marines, obtuvo 16 medallas y está considerado el veterano de la Infantería de Marina más condecorado de todos los tiempos.

Fue precisamente él quien frustró en 1930 el complot orquestado por los señores de Wall Street para derrocar al presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt, a favor de un gobierno fascista. No olvidemos que fueron precisamente los señores de Wall Street quienes financiaron la revolución bolchevique de Vladimir Lenin y el ascenso al poder de Adolf Hitler (https://www.marcotosatti.com/2022/07/16/agostino-nobile-por-que-en-ucrania-los-angloamericanos-han-confiado-en-los-neonazis/).

En su libro War is a Racket Butler menciona algunos de los nombres que habían planificado el golpe: el multimillonario (en los años treinta millones equivalían a miles de millones actuales) Robert Sterling Clark; Grayson M. P. Murphy, banquero, comisario jefe de la Cruz Roja Americana en Europa y tesorero de la Liga Americana de la Libertad; Prescott Bush (abuelo de G. W. Bush) banquero de inversiones en Wall Street y político.

La imagen pública positiva de Butler y su demostrada capacidad para unir a las personas bajo su liderazgo fueron quizá la razón por la que se pusieron en contacto con él Gerald C. MacGuire, vendedor de bonos de la principal firma de corretaje de Wall Street, y Bob Doyle, comandante de la Legión Americana de Massachusetts, una organización cuyo objetivo era apoyar los derechos y oportunidades de los veteranos.

Durante su segundo encuentro, Butler empezó a sospechar que algo iba mal. MacGuire mostró a Butler extractos bancarios por valor de más de 100.000 dólares (valorados hoy en casi 2 millones de dólares), que Butler podría haber utilizado para llevar a la convención a partidarios de los veteranos. El general de división se quedó estupefacto. Era muy improbable que un grupo de veteranos hubiera conseguido reunir esa cantidad de dinero. Peor aún fue el discurso que MacGuire le pidió a Butler que pronunciara. Un discurso que poco tenía que ver con los asuntos de los veteranos y que, en cambio, era más crítico con la reciente salida del patrón oro del presidente Franklin Delano Roosevelt.

En 1933, el abandono del patrón oro fue un punto crítico para muchos altos funcionarios y banqueros del país. Muchos banqueros temían que sus préstamos respaldados en oro no fueran totalmente reembolsados por las nuevas políticas del presidente Roosevelt.

Hablando con Robert Sterling Clark, heredero de la fortuna de la Singer Sewing, el mayor Butler tuvo la confirmación. Clark precisó que “tenía 30 millones de dólares y que estaba dispuesto a gastar la mitad para salvar la otra mitad”.

Butler declinó la oferta de pronunciar el discurso en la convención de Chicago. No volvió a tener noticias de MacGuire y Clark hasta que MacGuire comenzó a viajar por Europa y empezó a enviar postales a Butler desde diversos lugares europeos, como Italia, Alemania y Francia.

A su regreso a Estados Unidos, MacGuire convocó a otra reunión con Butler, en la que fue mucho más transparente sobre sus planes, admitiendo que el dinero recaudado provenía en su mayor parte de capitanes de la industria. MacGuire dijo a Butler que había viajado a Europa para ver cómo operaban los veteranos dentro de gobiernos extranjeros. Después de descartar los gobiernos de Alemania e Italia, describió un aspecto del gobierno francés que estaba bastante bien gestionado por veteranos.

Estas diversas observaciones llevaron a MacGuire a creer que la única forma de salvar al país de las “desdichadas” políticas de F. D. Roosevelt era crear un estado militar dirigido por ex militares, con Roosevelt como figura decorativa, más que como verdadero líder. Butler preguntó a MacGuire qué quería de él y le dijo que sería el líder ideal de estos veteranos, prometiéndole un ejército de 500.000 hombres y el apoyo financiero de un surtido de ricos hombres de negocios, siempre que estuviera dispuesto a encabezar una marcha pacífica hacia la Casa Blanca para sustituir a Roosevelt.

Asombrado por los planes de MacGuire, Butler sabía que necesitaría a alguien que corroborara su historia si quería detener el golpe de Estado. Habiendo trabajado anteriormente como capitán de la policía de Filadelfia, Butler contactó al escritor del Philadelphia Record Paul Comly French, que aceptó reunirse también con MacGuire. Durante esta reunión, MacGuire le dijo a French que creía que un Estado fascista era la única respuesta para Estados Unidos y que Smedley era el “líder ideal” porque “podía organizar a un millón de hombres de la noche a la mañana”.

Armado con el testimonio recíproco de French, Butler compareció ante la comisión McCormack-Dickstein del Congreso, también conocida como Comisión Especial para las Actividades Antiestadounidenses, para revelar lo que sabía sobre el complot para hacerse con la presidencia en noviembre de 1934. Al principio, la comisión descartó gran parte del testimonio de Butler (incluso escribió en su informe inicial que no veía motivos para citar a hombres como John W. Davis, ex candidato presidencial, o Thomas W. Lamont, socio de J. P. Morgan & Company).

Sin embargo, con el testimonio de French y el irregular de MacGuire, la comisión empezó a investigar más a fondo la conspiración. Los informes finales de la comisión cantaban una melodía diferente, considerando que todas las afirmaciones de Butler podían confirmarse como ciertas. No obstante, hacían hincapié en que el complot estaba lejos de fraguarse y no estaba claro si los planes llegarían a materializarse.

Rápidamente conocido como el “Golpe de la Casa Blanca” y el “Putsch de Wall Street”, muchas fuentes periodísticas importantes se rieron de las afirmaciones de Butler, ya que el informe final de la comisión no se hizo público. Las personas involucradas, desde la familia DuPont hasta Prescott Bush, se rieron de las afirmaciones de Butler. Las pruebas de la validez del testimonio de Butler no se conocieron hasta el siglo XXI, cuando se publicaron los documentos de la comisión. Nadie jamás fue perseguido en relación con la conspiración.

Por su parte, Butler siguió defendiendo a los veteranos. También se convirtió en un firme opositor del capitalismo, que en su opinión alimentaba los esfuerzos bélicos. Sus opiniones fueron descritas en el libro ya mencionado, War is a Racket (La guerra es un fraude), publicado en 1935. No se sabe hasta dónde habría podido llegar el complot para derrocar al Presidente sin la intervención de Butler, pero una cosa es cierta: su fracaso fue obra de un mayor general patriota y de su amor de toda la vida por la democracia.

Hoy en día, los Soros, los Rockefeller, Bill Gates, etc. tienen tanto poder monetario que no necesitan corromper sólo a uno o dos personajes. Respaldados por los multimillonarios propietarios de diarios y cadenas de televisión, son “dueños” de Joe Biden, de los gobiernos occidentales, de la ONU, de la OMS, de las Big Pharma, de los Big Tech y la mayoría de las organizaciones sin ánimo de lucro.

Pero el poder financiero más obsceno es sin duda el de las Tres Grandes, las multinacionales de fondos de inversión BlackRock, Vanguard y State Street Global, las tres vinculadas y controladas por los mismos presidentes: Larry Fink y Robert Kapito por BlackRock; Mortimer J. Buckley por Vanguard, y Cyrus Taraporevala por State Street Global. Tienen oficinas en 30 países y clientes en 100 países. Los tres bancos de inversión manejan en conjunto 22 billones de dólares líquidos. Es decir, 10 veces todo el PBI italiano, 4 veces el PBI alemán, más que todo el PIB de toda Europa o China. BlackRock está también en Ucrania, donde, casualmente, los nazis la defienden con el dinero de los personajes citados.

Agostino Nobile

Publicado originalmente en italiano el 15 de marzo de 2023, en https://www.marcotosatti.com/2023/03/15/il-tentato-colpo-di-stato-fascista-in-usa-agostino-nobile/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

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