Il Sismografo, el caso Rupnik. “Ruinoso” si el Papa no dice por qué levantó la excomunión

26 Dicembre 2022 Pubblicato da Lascia il tuo commento

Marco Tosatti

Estimados amigos y enemigos de Stilum Curiae, volvemos a publicar este artículo de Il Sismografo, un sitio web que por cierto no puede ser acusado de estar contra el Papa, y contra el papa Bergoglio en particular. Pero el levantamiento de la excomunión del padre Rupnik por parte del Pontífice reinante y el silencio del Vaticano son evidentemente demasiado, incluso para Il Sismografo, como para muchos católicos. Feliz lectura triste.

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La Congregación para la Doctrina de la Fe (ahora Dicasterio) decretó la excomunión del padre Marko Ivan Rupnik por haber absuelto a un cómplice de un delito grave, pero el papa Francisco la anuló rápidamente. Hubo dolor y perplejidad en el mundo católico y en el no católico también. Un silencio desgarrador y devastador.

(L.B, R.C. – a cargo de la redacción de “Il sismografo”). En estos días tan difíciles para los jesuitas de todo el mundo y también para el papa Francisco, se ha dicho -con razón- desde muchos ámbitos que el padre M. Rupnik no es la Compañía de Jesús. Igual que se ha dicho, también con razón, que los sacerdotes pedófilos no son el clero. En otras palabras, se trata del principio de la civilización, según el cual la responsabilidad es personal. Pero en esta consideración tan recurrente desde hace días se olvida o se subestima que la responsabilidad personal va casi siempre acompañada de la responsabilidad ajena, cuando se producen hechos repugnantes como los protagonizados por el sacerdote jesuita esloveno Rupnik que, aunque sujeto a restricciones, sigue siendo consultor en diversos Dicasterios de la Santa Sede.

Las responsabilidades del Santo Padre

De hecho, en este caso hay una parte de responsabilidad no pequeña y muy delicada que concierne directamente al Papa, quien hasta la fecha no ha aclarado la cuestión del levantamiento de la excomunión sancionada por la Congregación para la Doctrina de la Fe. Se dice incluso que el prefecto, el jesuita Luis Ladaria, quiso, luego de los procesos y de las verificaciones de los hechos por parte del Dicasterio, que Rupnik -jefe de un verdadero pequeño imperio empresarial- fuese reducido al estado laical. Fue el papa Francisco quien eliminó esta sanción extrema para uno de los delitos más graves. Como se sabe, el Pontífice es la única autoridad legítima para decidir en esta materia. En este caso, en mayo de 2020, Francisco tomó la decisión de proceder a retirar la excomunión en apenas unos días.

Una nota oficial de los jesuitas, datada el 19 de diciembre pasado, decía en una síntesis cronológica sobre el caso:

Mayo de 2020: La CDF [Congregación para la Doctrina de la Fe] emite un decreto de excomunión; la excomunión es levantada por un decreto de la CDF más tarde en el mismo mes”.

¡Más claro, imposible! Por tanto, es el Papa y sólo el Papa quien debe explicar, si así lo desea, cuáles son las razones últimas de esta decisión suya, cuando menos insoportable. Por ahora, a la espera de conocer, si es posible, la verdad, sería ruinoso el precedente de levantar la excomunión a un amigo, probado culpable de gravísimos delitos, impunes durante muchos años.

 

Las cronologías de los jesuitas[1]

Las dos cronologías oficiales de la Curia jesuita demuestran que en esta dolorosa historia la responsabilidad personal -dentro del comportamiento colectivo de muchos- se convierte en algo más que una responsabilidad individual. Es decir, el asunto no se resuelve castigando al principal culpable.

Llegados a este punto, todo católico, minúsculo e insignificante, criado y educado en el respeto a la verdad según el Magisterio de la Iglesia católica, tiene el derecho y el deber absolutos de exigir transparencia, total y absoluta, sin engaños ni artimañas. Es una cuestión de confianza y de credibilidad. Añadir esto a la larga lista de silencios de la jerarquía católica sobre el caso Rupnik sería aún más devastador.

No debe olvidarse que más de 15 personas, todos altos funcionarios responsables del Vaticano y jesuitas, han recibido cartas de víctimas religiosas o ex religiosos durante algunos años, pero algunos de estos destinatarios dicen hoy que no sabían nada antes de que estallara el escándalo -sorprendentemente- sobre las páginas del sitio web Silere non possum.

Planteamos estas preguntas a un cardenal prefecto y su lacónica pero sincera respuesta fue: “Ahora hay que hacer como el junco: doblarse hasta que pase la crecida. Tarde o temprano llega el buen tiempo”.

 

La prensa y otras voces que faltan

Por último, hay que hacer otra consideración importante sobre la que ya hemos escrito en el pasado en relación con otros acontecimientos nunca aclarados. En el caso Rupnik, la prensa especializada, que desde hace algunos años ha renunciado a su deber de buscar la verdad, indagar, preguntar, con algunas excepciones ha preferido otros caminos: el perfil bajo, la indiferencia, la descalificación y, a veces, la desatención mentirosa. Y esto para no molestar al conductor, para no molestar o ser censurado, para no perder algún pequeño privilegio, influencia o acceso a la garganta profunda personal. Pero a menudo también para evitar conflictos con el editor. Algunos periodistas, en lugar de investigar para verificar lo que se escribía, prefirieron recurrir al descrédito, la manipulación y el ocultamiento de noticias significativas. Los periódicos y los periodistas que cumplieron y cumplen su deber deontológico, que no reciben órdenes ni sugerencias, que son verdaderamente libres, fueron en el asunto Rupnik pocos, muy pocos por cierto.

Como son pocas también, a decir verdad, dos o tres, las asociaciones femeninas que deberían haber tenido una palabra que decir sobre este asunto, incluidas las mujeres católicas organizadas en diversas realidades laicales que a menudo opinan sobre fenómenos sociales fundamentales para contribuir a la “civilización del amor” deseada por Pablo VI[2]. Lo que ocurrió en el caso Rupnik fue una ofensa para todas las mujeres cuya primera lección es evidente: vivir y reaccionar como en “estado de vigilancia”. Pero desgraciadamente las cosas no han sido así en la Iglesia, al menos hasta hoy.

La violencia contra las mujeres, los maltratos, los abusos sexuales y de poder, la esclavitud doméstica, las humillaciones que conducen al servilismo, forman parte, lamentablemente, de cierta vida religiosa misógina, machista y arrogante; en definitiva, son una realidad sistémica como lo es la pedofilia.

A estas alturas, las palabras bien escritas y las declaraciones solemnes no son suficientes para devolver a la Iglesia de Cristo el rostro que Él quiso para la asamblea de sus discípulos y que la sed de poder y dominio, los intereses geopolíticos y la razón de Estado han desfigurado.

Publicado originalmente en italiano el 23 de diciembre de 2022, en https://www.marcotosatti.com/2022/12/23/il-sismografo-caso-rupnik-rovinoso-se-il-papa-non-dice-perche-ha-tolto-la-scomunica/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

 

 


[1] Cronologías de la Curia jesuita (leer atentamente) (Fuente)

– Mayo de 2019: La investigación considera creíbles las acusaciones. Se envía un expediente a la CDF (Congregación para la Doctrina de la Fe)

– Junio de 2019: El padre Verschueren, superior mayor del DIR, impone restricciones.

– Julio de 2019: la CDF pide a la Compañía de Jesús que establezca un juicio penal administrativo.

– Enero de 2020: los jueces (todos ajenos a la Compañía de Jesús) dicen por unanimidad que sí ha habido absolución de un cómplice.

– Mayo de 2020: La CDF emite un decreto de excomunión; la excomunión es levantada por un decreto de la CDF ese mismo mes.

Acusaciones relativas a miembros de la Comunidad Loyola

– Junio de 2021: La CDF se pone en contacto con la Curia General jesuita sobre las acusaciones referidas al padre Rupnik y a algunos miembros de la comunidad de Loyola.

– Julio de 2021: el Padre General inicia una investigación preliminar dirigida por una persona ajena a la Compañía. El padre Verschueren, superior mayor del DIR, impone restricciones.

– Enero de 2022: la investigación concluye que hay un caso por resolver. Los resultados se envían al CDF con la recomendación de un juicio penal.

[2] “Miramos la vicisitud histórica en la que nos encontramos; y luego, observando siempre la vida humana, quisiéramos abrirle caminos de mejor bienestar y civilización, animada por el amor, entendiendo por civilización ese conjunto de condiciones morales, civilizadas, económicas, que permiten a la vida humana una mejor posibilidad de existencia, una plenitud razonable, su feliz destino eterno. E inmediatamente nos hemos puesto en estado de miedo y defensa. Hoy la vida está amenazada. Si queremos defender su destino y garantizar su bienestar, no podemos sino estar, desde este momento, en estado de vigilancia. En lugar de celebrar su belleza y fortuna, debemos advertir de los peligros y los males. El amor es vigilante, y es consciente de las infelices condiciones en las que, aún hoy, se encuentra la vida”. Papa San Pablo VI, miércoles 31 de diciembre de 1975.

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