Comité de Ética y Medicina: Mentiras de la UE y la OMS para imponer la dictadura sanitaria

21 Giugno 2022 Pubblicato da

ciel, comitato etica

Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, me parece oportuno traer a vuestra atención este documento del Comité Internacional para la Ética de la Biomedicina, publicado hace unos días. Disfruten su lectura y difusión.

§§§

Comité Internacional para la Ética de la Biomedicina

Opinión sobre el documento de la OMS del 30 de mayo de 2022 respecto a la supuesta ética de la vacunación obligatoria anti-Covid

 

Mientras los medios de comunicación siguen manipulando a la opinión pública alternando emergencias estratégicas, climáticas y alimentarias con supuestas crisis sanitarias con nombres cada vez más fantasiosos (viruela del mono, sarampión de la morsa), los organismos internacionales que deberían perseguir la paz, el bienestar y la prosperidad no cesan de atacar la seguridad de los italianos en sus diversas derivaciones.

Con especial referencia al ámbito sanitario, que es objeto de la competencia específica del CIEB, podemos recordar aquí la recomendación del Consejo de la Unión Europea datada el 7 de diciembre de 2018, titulada “Reforzar la cooperación en la lucha contra las enfermedades inmunoprevenibles”[1]. La recomendación equipara cualquier enfermedad inmunoprevenible a los “grandes flagelos” y, partiendo de esta singular premisa, invita a los Estados a desarrollar e implementar planes de vacunación que incluyan no sólo el procesamiento de “información electrónica sobre el estado de vacunación de los ciudadanos”, sino también “un enfoque de la vacunación a lo largo de la vida”, así como la posibilidad de “invertir en investigación en las ciencias del comportamiento y …sobre los factores determinantes de la vacilación de la vacunación en diferentes subgrupos de la población” (donde “vacilación de la vacunación” debe entenderse como desconfianza pública hacia las vacunas).

Adoptada en tiempos no sospechosos con el fin de preparar el terreno para esa “biopandemia” que la emergencia del Covid luego difundió ampliamente, y que el CIEB denunció en su dictamen[2], la recomendación europea destaca también por la técnica que utiliza, destinada a legitimar decisiones políticas perjudiciales para los derechos y libertades individuales a través de “empujones suaves” inspirados en los principios de la economía del comportamiento e incorporados en instrumentos de derecho indicativo.

Esta técnica ahora es adoptada también por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a través del documento adoptado el 30 de mayo de 2022 y titulado “Covid-19 y vacunación obligatoria: consideraciones éticas”[3], documento que algunos círculos ya presentan como una especie de lineamiento destinado inevitablemente a inspirar futuros pronunciamientos ético-jurídicos sobre el tema, con particular referencia al esperado pronunciamiento de la Consulta respecto a la legitimidad constitucional de la llamada vacunación obligatoria.

Redactado con toda evidencia sobre la base de la experiencia italiana de los últimos dos años, así como de conformidad con la legislación europea que autorizó la comercialización condicional y provisional de las llamadas vacunas anti-Covid, el documento de la OMS parece tan banal y tan engañoso como inquietante: banal y engañoso porque parte de la falsa suposición de que la obligación de vacunación persigue intereses generales de la misma manera que las normas que en varios países obligan a los automovilistas a usar el cinturón de seguridad o a los cortos de vista a conducir con lentes correctivos, siempre que el uso del cinturón de seguridad o anteojos no implique riesgos significativos para la salud de los sujetos obligados (“en muchas partes del mundo, las personas están obligadas a usar cinturones de seguridad, los automovilistas con poca agudeza visual están obligados a usar lentes correctoras”); inquietante porque justifica la introducción de la obligación de vacunación en el caso de que las “preocupaciones” de los sujetos que opten por no vacunarse resulten ser un obstáculo para completar la campaña de vacunación, dado que dichas preocupaciones se derivan legítimamente de datos objetivos de salud detectables a partir de la literatura científica y bases de datos médicas internacionales (“Si abordar tales preocupaciones es ineficaz, y esas preocupaciones siguen siendo una barrera para el logro de objetivos importantes… se puede considerar necesario un mandato”).

Pero las críticas al documento de la OMS no se detienen ahí. De hecho, los pasajes relativos del documento aparecen en especial:

– a la supuesta correlación entre los sujetos que pueden, pero no quieren vacunarse y el mayor riesgo de daño por Covid (“si una parte sustancial de las personas pueden pero no quieren vacunarse y es probable que esto resulte en riesgos significativos de daños relacionados con el COVID-19”), correlación desmentida por abundante evidencia científica capaz de certificar que las denominadas vacunas actualmente en el mercado no protegen contra el contagio de las variantes del virus SARS-CoV-2 en circulación[4] y que , en cualquier caso, la efectividad de estas vacunas disminuye rápidamente con el tiempo[5];

– al valor salvífico de las llamadas vacunas anti-Covid, reconstruidas sobre la base de estudios clínicos cada vez más cuestionados y controvertidos y una vigilancia activa afirmada pero nunca llevada a cabo (“La evidencia generada a partir de ensayos clínicos y el uso en el mundo real ha demostrado que vacunas COVID-19 autorizadas cumplen esta condición de seguridad”), a pesar de la inexistencia -reconocida por el mismo documento- de evidencia científica capaz de demostrar más allá de toda duda razonable la capacidad de las vacunas en cuestión para limitar la transmisión del virus SARS-CoV -2 (“Se ha demostrado que las vacunas COVID-19 autorizadas son seguras y altamente efectivas para prevenir enfermedades graves, hospitalizaciones y muertes, y existe cierta evidencia de que estar vacunado hará que sea menos probable infectarse y transmitir el virus a otros”);

– a la instrumentación del principio de precaución que, a través de una construcción semántica engañosa y engañosa, se somete arbitrariamente a la obligación de vacunación (“mientras existe la obligación de fundamentar las decisiones sobre los mandatos de vacunación con la mejor evidencia disponible, la falta de certeza total sobre la ineficacia de otras medidas no necesariamente debe impedir el uso de mandatos de vacunación, si hay razones para creer que serían efectivos para evitar un daño significativo”);

– al intento de institucionalizar el control de la información para suprimir el disenso y la autonomía individual, tildados de comportamientos para gobernar y no de valores a nutrir en una sociedad democrática y pluralista (“Sin embargo, debería haber límites rigurosos científicos y prudenciales a las apelaciones de acomodo o de “objeción de conciencia”, especialmente cuando tal acomodo podría ser utilizado por individuos para ‘viajar gratis’ el bien de salud pública de protección comunitaria” y también “Finalmente, debe reconocerse que los que se oponen al uso de los mandatos de vacunación pueden aprovecharse de la disidencia social, aun cuando el uso de un mandato esté éticamente justificado, lo que puede impactar la cohesión social y comunitaria”);

– al intento de sustituir con acuerdos de compensación económica calculados sobre la base de una suma global el recurso a las garantías jurisdiccionales encargadas de determinar la responsabilidad civil y penal eventualmente derivada de los daños relacionados o derivados de la vacunación obligatoria (“la vacunación obligatoria debe implementarse con esquemas de compensación sin culpa para abordar cualquier daño relacionado con la vacuna que pueda ocurrir. Esto es importante, porque sería injusto exigir a las personas que busquen una reparación legal por el daño resultante de una intervención obligatoria”).

 

Este último paso en particular, al trocar salud individual por dinero, avala una lógica mercantilizadora de los derechos y la dignidad del ser humano que, por sí sola, basta para desmentir el pretendido valor “ético” del documento de la OMS.

Evidentemente la finalidad del documento es otra. Tal como lo confirma la obstinación con la que la OMS insiste en ignorar uno de los principios básicos de la epidemiología, a saber, que la vacunación durante una fase epidémica produce el efecto de incrementar las variantes del virus, el documento tiene como objetivo favorecer la aplicación elástica de la obligación de vacunación ante futuras necesidades y/o emergencias político-sanitarias, en consonancia con la vaguedad y generalidad de las afirmaciones contenidas en el mismo (“En consecuencia,… las consideraciones señaladas anteriormente se describen de manera general para que puedan ser aplicadas en cualquier momento y en cualquier contexto”), lo que podría llevar a algunos a creer maliciosamente que la voluntad de la OMS está en realidad dirigida a favorecer, y no a obstaculizar, la propagación del virus SARS-CoV-2.

Con base en los hallazgos, el CIEB no puede evitar observar que todo el documento de la OMS podría haberse resumido de manera útil en el hallazgo informado en la página 4 del mismo, según el cual “Ninguna vacuna es perfecta”. Parafraseando la famosa broma de una igualmente famosa comedia de Hollywood[6], tal observación hubiera ayudado por un lado a no exacerbar los ánimos de los italianos que durante más de dos años han soportado las restricciones impuestas en virtud de la llamada emergencia sanitaria y , por el otro, habría ofrecido una prueba de la honestidad intelectual residual de una organización -como la OMS- que se beneficia en gran medida de la financiación proporcionada por los mismos sujetos involucrados en el diseño, producción, distribución y comercialización de las llamadas vacunas contra el Covid, así como en el apoyo político-mediático brindado a la llamada campaña de vacunación[7].

Pero esto no fue así. Por ello, el CIEB considera necesario instar nuevamente a la opinión pública a:

1) tomar conocimiento de la estrategia planificada por organismos internacionales como la OMS y la Unión Europea, así como por el gobierno de turno, para expropiar a los ciudadanos de sus derechos y libertades fundamentales mediante el recurso sistemático a estados de emergencia de distinta naturaleza, según el método biopandémico;

2)  evaluar los medios más adecuados para hacer frente a la derivación autoritaria en curso, teniendo en cuenta también la posibilidad, sugerida por varios partidos, de que las elecciones políticas previstas para 2023 se aplacen indefinidamente debido al conflicto armado al que el Gobierno está arrastrando al país.

 

CIEB, 13 de junio de 2022

El texto original en italiano de la Opinión está publicado en la página web: https://www.ecsel.org/wp-content/uploads/2022/06/Parere-n.-12-del-CIEB-1.pdf

Publicado originalmente en italiano el 18 de junio de 2022, en https://www.marcotosatti.com/2022/06/18/comitato-etica-e-medicina-bugie-delleu-e-delloms-per-imporre-la-dittatura-sanitaria/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino



[1] Publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea del 28 de diciembre de 2018, n. C-446, pág. 1 y ss.

[2] Ver Opinión (n.º 7) sobre el rol de la Recomendación del Consejo de la Unión Europea del 7 de diciembre de 2018 en la gestión de la emergencia del Covid.

[4] Cfr. D. W. Eyre et al., “Effect of Covid-19 Vaccination on Transmission of Alpha and Delta Variants”, in N. Engl. J. Med., 2022, 386, 744- 756 doi: 10.1056/NEJMoa2116597, así como O.T. Ng., et al., “Impact of Delta Variant and Vaccination on SARS-CoV-2 Secondary Attack Rate Among Household Close Contacts”, en The Lancet Regional Health – Western Pacific, 2021, 17, 100299, doi.org/10.1016/j.lanwpc.2021.100299.

[5] Cfr. N. Andrews et al., “Covid-19 Vaccine Effectiveness against the Omicron (B.1.1.529) Variant”, in N. Engl. J. Med., 2022, 386, 1532- 1546, doi: 10.1056/NEJMoa2119451, así como S. Y. Tartof et al., “Effectiveness of mRNA BNT162b2 COVID-19 vaccine up to 6 months in a large integrated health system in the USA: a retrospective cohort study”, en Lancet, 2021, 398, 1407-1416.

[6] La referencia es a la película de 1959 Some Like It [A algunos les gusta caliente] Hot de Billy Wilder, protagonizada por Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon.



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