El Despotismo ilustrado de JMB y el África inculta. (Fiducia Supplicans…). Quarracino.

5 Febbraio 2024 Pubblicato da Lascia il tuo commento

Marco Tosatti

Estimados amigos y enemigos de Stilum Curiae, José Arturo Quarracino ofrece a su atención estas reflexiones sobre los recientes pronunciamientos del Pontífice reinante sobre el tema de la homosexualidad, África y temas afines. Feliz lectura y circulación.

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El Despotismo ilustrado de JMB y el África inculta

Una nueva faceta de Jorge Mario Bergoglio como Pontífice: ya no como Vicario de Cristo, sino como un monarca absolutista europeo moderno, que ya no confirma en la Fe al pueblo fiel de Dios sino que pretende que se abra y acepte el “kakos euangellion” de la plutocracia globalista depredadora y genocida “predicado” por George Soros y su Open Society Foundations.

 

En la entrevista periodística publicada el 29 de enero ppdo. en la página web del diario La Stampa, al defender una vez mas la validez de la hiper rechazada Declaración Fiducia Supplicans, el papa Bergoglio afirmó que en los dos casos mencionados explícitamente en el documento -las parejas en situación irregular y las parejas homosexuales- el texto “no bendice la unión, sino las personas”, que quienes critican el documento pontificio “pertenecen a pequeños grupos ideológicos”, pero en el caso del rechazo de las Conferencias Episcopales africanas “es un caso aparte”, ya que para ellos [los obispos africanos] “la homosexualidad es algo ‘feo’ desde el punto de vista cultural, no la toleran”[1].

En primer lugar, hay que reconocer que el obispo de Roma considera que los creyentes cristianos son tontos o estúpidos, como también lo ha hecho su Cardenal homoafectivo y apologeta del orgasmo humano, cuando dice que la bendición es para los individuos, no para la unión de la pareja, cuando el texto oficial -aprobado por él y rubricado por la Cenicienta multifacética del Colegio de Cardenales- dice explícitamente “bendición para las parejas homosexuales”[2]. Como lo sabe cualquiera que tiene dos dedos de frente, el término “pareja” se refiere a dos personas unidas, no a los individuos. Pero en un acto de soberbia jesuítica, don Jorge Mario cree que puede expresar un sinsentido como éste, porque cree estar en un plano superior al resto de la Iglesia, aunque adopte gestos o posturas de [seudo] humildad.

En segundo lugar, en su pretendida superioridad el pontífice sostiene que los críticos de la Declaración constituyen en realidad “pequeños grupos ideológicos”, cuando en rigor de verdad es una amplia mayoría de episcopados -de África, de Asia y de Europa central y oriental- la que directamente ha rechazado la aplicación de esas imaginarias “bendiciones no rituales ni litúrgicas” de Bergoglio puestas en boca del experto en experimentar orgasmos. Muy por el contrario, en realidad han sido “minúsculos” los prelados y personalidades laicas los que han avalado el documento, en la mayoría de los casos recurriendo al principio de la obediencia debida –es el Papa quien lo avala-, sin fundamentar su postura y sin demostrar que en la Revelación está avalada la bendición a la homosexualidad.

En rigor de verdad, es el papa Francisco y sus acólitos los que constituyen “pequeños grupos ideológicos” y “grupitos con olor cismático” en contradicción con la Revelación y con el Deposito de la Fe confiada a la Iglesia.

Con esta actitud, en realidad don Jorge Mario no respeta el principio del sensus fidei fidelium [sentido de la fe de los fieles], fundamental en la vida de la Iglesia Católica, según el cual “la totalidad de los fieles […] no puede equivocarse en la fe. Se manifiesta esta propiedad suya, tan peculiar, en el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo: cuando desde los obispos hasta el último de los laicos cristianos muestran su consentimiento en cuestiones de fe y de moral”, porque “el Espíritu de la verdad suscita y sostiene este sentido de la fe. Con él, el Pueblo de Dios, bajo la dirección del Magisterio […], se adhiere indefectiblemente a la fe transmitida a los santos de una vez para siempre, la profundiza con un juicio recto y la aplica cada día más plenamente en la vida”[3]. Como lo ha sintetizado magistralmente Benedicto XVI, “el pueblo de Dios precede a los teólogos y todo esto gracias a ese sobrenatural sensus fidei, es decir, a la capacidad infusa del Espíritu Santo, que habilita para abrazar la realidad de la fe, con la humildad del corazón y de la mente. En este sentido, el pueblo de Dios es «magisterio que precede», y que después la teología debe profundizar y acoger intelectualmente”[4].

Como se puede apreciar, con la bendición pro parejas homosexuales, Bergoglio ha procedido a la inversa: la Declaración no fue analizada, debatida ni evaluada en el Dicasterio, ni tampoco fueron consultados los obispos de los distintos continentes. Fue inspirada por el pontífice y redactada por el cardenal Tucho y lanzada al conjunto de la Iglesia universal como palabra “santa y revelada” del obispo de Roma, basada en… la palabra de Bergoglio, sin que la Sagrada Escritura, la Tradición apostólica y el bimilenario Magisterio eclesiástico -la Revelación en su conjunto- la avalen, solamente el “magisterio pastoral” de Francisco, que no es otra cosa que un invento servil propio de un lacayo, no de un auténtico Cardenal custodio y protector de la Fe.

Ciertamente, esta imposición homosexualista bergogliana a la Iglesia universal es un ejercicio auténtico de despotismo ilustrado, más que un acto de “caridad pastoral”, que como se ve, descalifica y denigra a quienes no aceptan un criterio ideológico más propio del progresismo homosexualizante a la George Soros que de la Doctrina cristiana. Un despotismo ilustrado, cultivado y ejecutado por los monarcas absolutistas europeos en los siglos XVII y XVIII combinado con el racionalismo ilustrado, que ningún Papa llevó a cabo contra el pueblo creyente en ningún momento de la historia de la Iglesia.

Un despotismo ilustrado que condena a quienes no adhieren al “bendicional homosexualista”, pero que es comprensivo y tolerante con el rechazo africano porque sus pueblos “tienen otra cultura”, no entienden el avance teológico impulsado por el obispo de Roma, son ignorantes, todavía no han podido entender que la homosexualidad forma parte del plan de Dios para la humanidad, es algo bueno, no es condenable. “Con el tiempo lo van a entender”, desliza jesuíticamente el pontífice. En todo caso, para acelerar el proceso de conversión de África al homosexualismo occidental, don Jorge Mario podría enviar al orgásmico cardenal argentino a predicar a las Iglesias del continente el ideario bergogliano, para que entiendan que Dios creó al hombre a Su imagen y semejanza, pero no como creen los tradicionalistas ideologizados, sino que lo creó varón, mujer, homosexual y lesbiana, como se encarga de transmitir sibilinamente la reina jesuítica estadounidense James Martin. O quizás podría enviar a los dos juntos -Tucho y Martin-, así los africanos se incorporan más rápido al paraíso bergogliano.

Es prácticamente imposible encontrar en la bimilenaria historia de la Iglesia un desprecio tal por el pueblo creyente que Nuestro Señor Jesucristo le confió a Pedro y a sus sucesores para que lo apacienten, no para que lo contaminen ni prostituyan con doctrinas malignas, llamativas y extrañas, ajenas al Evangelio y a la Revelación.

Alguien debería recomendarle a don Jorge Mario que consuma “más san Ignacio de Loyola y menos George Soros, más san Francisco Javier y menos Nancy Pelosi o Joseph Biden, más Pedro Fabro y menos Baronesa Lynn Forester de Rothschild”, si en realidad quiere salvarse y ganar el Cielo.

 

José Arturo Quarracino

5 de febrero de 2024

 


[1] Cf. https://www.lastampa.it/vatican-insider/it/2024/01/29/news/papa_francesco_guerra_israele_palestina_gaza_coppie_gay_intervista-14028375/ y en Guerra in Terra Santa, il Papa: senza i due Stati la pace vera resta lontana – Vatican News. En italiano el término “brutto” también puede significar “repugnante, asqueroso”, además de “feo”.

Guerra in Terra Santa, il Papa: senza i due Stati la pace vera resta lon…

Intervista di Francesco con il quotidiano La Stampa: “È urgente un cessate il fuoco globale, siamo sull’orlo del…

 

[2] zzzz

[3] Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 92-93.

[4] Benedicto XVI, Audiencia general sobre Juan Duns Scoto, 7 de julio de 2010.

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