Aborto es Realidad en Argentina. Hay que Disimular la Pasividad Pontificia

2 Gennaio 2021 Pubblicato da

 

Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, José Arturo Quarracino nos comparte cómo el Vaticano, el Pontífice y los obispos argentinos se han hecho cómplices de la aprobación del aborto legal en Argentina al negarse a tomar medidas decisivas para impedirlo y limitarse a una fachada de oposición. Disfruta de la lectura. 

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Aborto es realidad en Argentina. Hay que disimular la pasividad pontificia

En el artículo “No censura, sino silenciado calculado. Una carta desde Argentina sobre el papa y el aborto”1, publicado en el blog Settimo Cielo el 17 de diciembre, editado por el vaticanista Sandro Magister, pusimos en evidencia que lo que se intentó hacer en los primeros días de diciembre, desde el Vaticano, fue presentar al papa Bergoglio como censurado en los medios de comunicación cuando hacía referencias al aborto. Pero que en realidad se montó una puesta en escena, para disimular la poca o nula oposición del máximo jefe del Vaticano al plan del presidente Alberto Fernández de legalizar el aborto en Argentina.

A mediados de noviembre del año pasado, después de haber sido elegido para ocupar la primera magistratura, Alberto Fernández afirmó públicamente que una de sus primeras acciones iba a ser la de enviar al Parlamento un proyecto de ley para instituir el aborto. Afirmación que reiteró al menos 3 veces en los meses posteriores.

A pesar de ello, cuando fue recibido por el Papa en visita oficial al Vaticano, el tema no fue tratado en los encuentros que ambos llevaron a cabo. Más aún, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo celebró una Misa en la mismísima cripta donde reposan los restos de san Pedro, en la que participaron el presidente y toda su comitiva. Por supuesto, esa celebración se realizó con el permiso de Bergoglio. Misa en la que el presidente argentino recibió la Comunión, a pesar de su pública postura a favor del aborto.

El 1 de marzo de este año el presidente Alberto Fernández inauguró las sesiones parlamentarias, anunciando entre otras cosas el pronto envío del proyecto de legalización del aborto, para ser tratado y aprobado en el menor tiempo posible. Pero la crisis desatada por la pandemia del Covid-19 obligó a Fernández a frenar el envío del proyecto. Envío que se hizo efectivo recién el 17 de noviembre.

Durante toda esta impasse, desde marzo a noviembre, ni la Santa Sede ni la jerarquía local se ocuparon del tema ni de trazar una estrategia ante la intención gubernamental que que en algún momento buscaría hacerse realidad. Como si hubiera un pacto de “dejar hacer”, para que el presidente argentino lograra su objetivo. Aunque parezca increíble, el papa Bergoglio no enfrentó en ningún momento la estrategia gubernamental ni su objetivo.

Fue el periodista argentino Román Letjman, siempre muy bien informado, quien ha puesto en evidencia tal acuerdo, en una forma por demás contundente: “[…] Alberto Fernández es amigo de Francisco y le anticipó sus intenciones de cumplir con sus promesas de campaña electoral. El Papa siempre fue respetuoso de la agenda política del jefe de Estado, y los dos movieron sus piezas con una voluntad común: respetar la lógica interna de sus espacios de poder y evitar que sus estrategias públicas y secretas rompan una amistad que se construyó en el siglo XX”2.

Si hay algo que al papa Bergoglio no le falta es clarividencia y astucia políticas: si durante ocho meses no preparó ninguna acción que disuadiera al gobierno argentino de su proyecto abortista, es porque toleraríaque, llegado el caso, se legalizara el aborto en Argentina, por más increíble que parezca.

Fue el dirigente kirchnerista, hoy diputado nacional, Eduardo Félix Valdés quién hace un año anticipó que se iba a producir lo que efectivamente ocurrió: la legalización del aborto “no será un motivo de conflicto” entre el papa Francisco y Alberto Fernández, porque “Francisco va a entender y a interpretar por cómo marcha el mundo, pero nunca va a decir que está de acuerdo” no va a estar jamás a favor del aborto, pero no va a excomulgar a nadie. Él va a ver que el mundo sigue, que avanza”, que “la tendencia es que la Interrupción Legal del Embarazo va a ser ley””3.

Que estos análisis son certeros es que en su Mensaje navideño Urbe et Orbi de este año el papa Bergoglio ni siquiera hizo mención a lo que ya se perfilaba como muy probable legalización del aborto en Argentina, prácticamente ignoró a su país natal, ni siquiera lo mencionó.

Pero había que encubrir y disimular esta complicidad pasiva de Bergoglio con el avance gubernamental. Así fue que el mismo martes 29 de diciembre, cuando iba a comenzar la sesión legislativa para aprobar la pena de muerte prenatal, apareció monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, -uno de los hombre de confianza del Papa y presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales en el Vaticano- quien se dirigió a los senadores del oficialismo, citando palabras de Juan Perón y Néstor Kirchner contrarias al aborto y de rechazo total a éste último.

Pero analizadas en detalle las palabras del prelado vaticano, se advierte que: a) se dirige exclusivamente a los senadores; b) en ningún momento y de ninguna manera se dirige al gobierno impulsor del proyecto, culpable del proyecto genocida, eximiéndolo de toda responsabilidad.

Ese mismo martes 29 el papa Bergoglio sostuvo en una de sus audiencias que “todo niño descartado es un hijo de Dios”. En este sentido, ante la amenaza de la institucionalización de la pena de muerte prenatal, el papa Bergoglio “hizo poesía”, sin mencionar en lo más mínimo al presidente Fernández. Podría haber dicho públicamente lo que ha sostenido en privado, pero “se hizo el oso”.

Tanto el arzobispo Sánchez Sorondo como el papa Bergoglio saben que exhortar a la conciencia politica de los militantes del aborto o recurrir a una figura poética no sirve para nada. Sólo para disfrazarse de “opositores” o “críticos” y tolerar que el proyecto se legalice, sin mostrar complicidad.

La misma actitud de encubrimiento llevó a cabo el arzobispo argentino-vaticano, en una entrevista que le realizara Elisabetta Piqué, del diario argentino La Nación, publicada el 30 de diciembre4.

En esta entrevista el prelado afirma que “Es muy triste que con un Papa argentino y cuando en el gobierno hay un partido cuyos fundadores y presidentes han sido contra el aborto, hayan aprobado una ley anticonstitucional, antihumana y anticristiana, dejándose colonizar ideológicamente por el pensamiento dominante”, ¿A quién identifica Sánchez Sorondo como responsable o culpable de esta traición al ideario justicialista? A nadie, sólo habla de un impersonal “hayan”. En todo caso la responsabilidad le cabe a los senadores, pero no al presidente Fernández ni a la vicepresidente Cristina Kirchner -a quien el papa Bergoglio se cansó de pedir que la cuidaran- los verdaderos impulsores y garantes del éxito de la aprobación de la ley criminal.

Es llamativo que la entrevistadora destaque que Sánchez Sorondo fue el único en el Vaticano que se atrevió a hablar on the record y que “tratándose del país del Pontífice, nadie, con nombre y apellido, se animaba a decir algo”. ¿Por qué tanta reticencia en hablar identificándose? ¿Porque Bergoglio tiene el control de la palabra y nadie puede hablar sin su permiso? ¿Por qué “lo que corresponde es que hablen los obispos del país” solamente? ¿Signfica que para el papa Bergoglio y su séquito la legaliación del aborto es un problema exclusivamente jurisdiccional, no universal? Bien saben que sus amigos políticos del Concejo para el Capitalismo Inclusivo han institucionalizado ya un genocidio planetario que anualmente mata a 54 millones de personas antes de que nazcan.

Por otro lado, de fuentes eclesiásticas comprometidas con la defensa de la vida humana desde el momento de la concepción hemos sabido que en ningún momento el Episcopado argentino se planteó la necesidad de establecer un compromiso común en defensa de los niños por nacer, tampoco se planteó como tema a considerar, sino todo lo contrario, los comprometidos con la causa pro-vida se encontraron solos, sin ningún apoyo personal ni institucional de la jerarquía, salvo muy pocas y honrosas excepciones.

Es evidente que para el obispo de Roma y sus sirvientes vaticanos y locales los problemas graves y fundamentales que afronta la humanidad son la migración, el medio ambiente, pero no el genocidio prenatal. Y es evidente que desde que la amenaza de legalizarlo en Argentina se hizo realidad la Santa Sede y la jerarquía argentina dejaron que la ola genocida avanzara en la Argentina sin oposición alguna de su parte, para a último momento -con las cartas ya echadas y jugadas- presentarse como “opositores” al proyecto y así salvar la figura pontificia.

El aborto ya es ley en Argentina. Pero la gran pregunta es: ¿la “Santa” Sede y el episcopado argentino lo hicieron posible, con su pasividad cómplice?

 

José Arturo Quarracino

 

1 http://magister.blogautore.espresso.reppublica.it/2020/12/17/no-censura-sino-silencio-calculado-una-carta-desde-argentina-sobre-el-papa-y-el-aborto/

2 https://www.infobae.com/2020/12/30/alberto-fernandez-jugo-fuerte-a-favor-del-aborto-y-se-anoto-un-triunfo-politico-que-excede-al-frente-de-todos/. Adviértase que el periodista afirma en forma contundente que a) el presidente argentino le hizo saber al Papa su decisión de avanzar en el tema; b) Bergoglio respetó esta decisión; c) evitar la ruptura de su vínculo, más allá de un tema tan conflictivo como el aborto.

 

3 https://www.perfil.com/noticias/politica/eduardo-valdes-el-aborto-va-a-ser-legal-y-el-papa-francisco-lo-va-a-entender.phtml

 

4 En Vaticano: “Es triste: con un Papa argentino, aprobaron una ley anticristiana

 

Vaticano: “Es triste: con un Papa argentino, aprobaron una ley anticris…

El Vaticano, ante el aborto legal: “Es muy triste que con un Papa argentino hayan aprobado una ley antihumana y…

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