Mastro Titta. Cómo y por qué predije la muerte de Bergoglio.
23 Aprile 2025
Marco Tosatti
Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, Mastro Titta, a quien agradecemos sinceramente, pone a vuestra disposición estas reflexiones sobre el momento de la partida de Jorge Mario Bergoglio. Feliz lectura y difusión.
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MASTRO TITTA: POR QUÉ PREDIJE LA MUERTE DE BERGOGLIO
El 14 de abril escribí al pie de la ágil pieza que Bergoglio moriría durante la Semana Santa. Cometí un error por unas horas in extremis. Nadie en su sano juicio puede pensar que soy un profeta, un psíquico o capaz de predecir el futuro. A lo sumo, un jugador de azar.
Por otro lado, si hubiera hecho la predicción, nadie se habría dado cuenta, porque gracias a Dios no cuento en lo más mínimo. Leo sobre médicos y científicos católicos que están asombrados por la muerte prematura de Giorgio Mario, después de haber vislumbrado en los pliegues en relieve de la máscara fúnebre de Agamenón que era el rostro lobulado de Francisco, signos de una recuperación segura.
Sin rodeos sobre la Ciencia, la única fe que queda en el mundo, no es poco preocupante que la especialización en cualquier rama del conocimiento sea, de hecho, nada más que una forma muy educada de ceguera. Pero esto también es parte del paquete, consignando lo que voy a afirmar a esa forma de incredulidad que nos prohíbe pensar en lo imponderable, y más aún en lo invisible.
¿Por qué lo hice bien? Porque vivimos en una especie de Matrix. Ciertamente no porque el mundo sea la proyección mental de nuestro yo digital, sino porque hay un “nuevo mundo” y un “nuevo hombre” que son la descarada intención de un proyecto transhumanista. A pesar de ser tan viejo y rancio como la corteza de un queso, este proyecto pretende desesperadamente sobrescribir la realidad deseada para que se pueda hacer lo que se quiere.
Este pequeño mundo antiguo alimenta su propio delirio de símbolos. La realidad existe sólo en la medida en que posee un valor simbólico y estos a su vez se insertan en los ritos mistéricos para los iniciados, de lo contrario, la realidad se presenta a sus ojos como magma informe y oscuro, desde el momento que han expulsado al principio creador -y a su Príncipe- ordenado a un destino.
La máxima aspiración de este mundo esotérico es la supresión del cristianismo, porque entra en el mundo como una fuerza desmitificadora imparable: para el cristiano el sol es sólo el sol, el agua es agua y la tierra es tierra, no la Pachamama, no la Madre naturaleza u otras deidades caprichosas, humorales y esporádicamente sanguinarias. Cristo no se limita a hacer nuevas todas las cosas, sino que hace que lo sean verdaderamente -es decir, cosas destinadas a sucumbir- a la luz de la Verdad que Él es. Para el cristiano, la vida es Cristo, no el resultado de un proceso predecible y medible.
La muerte del vicario al día siguiente de la Resurrección -aquí no tiene importancia establecer si lo fue o no: ciertamente Bergoglio fue el símbolo, en el enésimo cortocircuito entre significante y significado- presenta aspectos esotéricos a los que alude Marino Niola en la Repubblica.
La resurrección de Cristo suprime el mundo pagano de los espíritus. La muerte del vicario suprime idealmente la Pascua y reafirma la primacía del paganismo desenfrenado. En las intenciones de estos señores, los mismos que elogiaron la elección de “Francisco” en las logias unificadas (“Nada volverá a ser igual” se repite incluso ahora que se abofetea al Gran Reformador, porque la eternidad esotérica es ante todo la fijación vítrea de las fórmulas rituales), el fallecimiento del Hermes Trismegisto argentino reafirma la primacía de la muerte sobre el mundo.
El hecho es que estos señores, relegados a un pensamiento ritual sincopado de matriz gnóstica –en la gnosis, el diablo es el primer colaborador de Dios– enteramente robótico, son tan previsibles como las noticias de mediados de agosto: beber mucha agua, comer fruta, no salir en las horas más calurosas.
Para sellar su inmanencia, Bergoglio tuvo que morir cancelando la Semana Santa. Y así fue.
Publicado originalmente en italiano por Marco Tosatti el 22 de abril de 2025, en https://www.marcotosatti.com/
Traducción al español por: José Arturo Quarracino
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