La “nueva” Iglesia de los “neopaganos”. Iglesia neopagana, de la arbitrariedad, del Anticristo. Joachim Heimerl
9 Febbraio 2025
Marco Tosatti
Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, el padre Joachim Heimerl, a quien agradecemos de corazón, les ofrece estas amargas reflexiones sobre el estado actual de la Iglesia. Disfruten la lectura y compartan.
§§§
La “nueva” Iglesia de los “nuevos paganos”
por el padre Joachim Heimerl von Heimthal
¿Sigue existiendo la Iglesia Católica?
Me hice esta pregunta cuando estaba estudiando el Catecismo, no solo con el llamado Catecismo Universal de Juan Pablo II, sino también con los catecismos anteriores, desde el Catecismo Romano (1566) hasta el Catecismo del papa Pío X (1912).
Ciertamente, todos los catecismos representan la continuidad de la fe y se esfuerzan por presentar el depósito de la fe en su totalidad; Por eso, Juan Pablo II también llama a su Catecismo una “norma segura”.
Sin embargo, las normas han pasado de moda en nuestro tiempo. Esto vale también para las normas de la fe, incluidas las afirmaciones de la Sagrada Escritura –después de todo, la norma normans non normata– son ahora objeto de desprecio o de interpretación arbitraria de quienes, según el Catecismo, son nombrados pastores y maestros de la Iglesia, es decir, el Papa y sus obispos.
Así escribe Pío X en su Catecismo: “El Papa y los obispos unidos a él constituyen la Iglesia docente. Se llama así porque tiene la misión encomendada por Jesucristo de enseñar las verdades y leyes divinas a todas las personas. Sólo de ella reciben los hombres sus conocimientos plenos y ciertos, necesarios para vivir cristianamente” (n. 114).
Si se aplican estas líneas como una “norma segura” al pontificado del papa Francisco, todavía nos parece, en el mejor de los casos, una caricatura de lo que una vez fue católico.
Bajo él y sus seguidores, la “Iglesia docente” ya no sirve a la difusión de “verdades y leyes divinas”, sino al error, a la confusión e incluso a la apostasía.
Probablemente esto se ha demostrado mejor –junto a los numerosos ejemplos– con la introducción de una “bendición” para las parejas irregulares y homosexuales, con la que Francisco y su “Prefecto del Dicasterio de la Fe” han dicho fundamentalmente adiós a la norma de la ley divina– en todos los obispos que los siguen en ella.
Una “Iglesia” en la que la aceptación personal de la homosexualidad se ha convertido en un factor de integración en la jerarquía eclesiástica ya no es, ciertamente, la Iglesia “católica” y, por lo tanto, ya no es la iglesia de Cristo: es un monstruo diabólico que se opone a la Revelación divina, para decirlo sin rodeos, una “Iglesia gay” que es tanto una caricatura del católico como el propio Francisco.
Cuando hoy hablamos de la “Iglesia Católica”, estamos hablando indudablemente de una Iglesia que ha experimentado un cambio tan profundo que solo se puede hablar de una ruptura duradera con todo lo que ha sido católico a lo largo de los siglos.
Incluso más que en la instauración de la “Iglesia gay”, esto se manifiesta bien en la persecución sistemática de la Misa tradicional en latín y de sus seguidores, es decir, de todos aquellos que siguen siendo verdaderamente católicos.
Por parte del Papa y de su pueblo, esto se hace con un odio tan patológico que uno se inclina a llamar “diabólica” a esta persecución; esto tanto más cuanto que se aplica a lo más sagrado para todos los católicos, justamente la Santa Misa.
Lo que está sucediendo aquí no habría sido soñado por ningún Papa antes de Francisco, y ciertamente menos por Pío X cuando escribió su Catecismo.
Sin embargo, Francisco es sólo el síntoma extremo de la decadencia de lo católico y, ciertamente, es un motor que ha acelerado un proceso que ha estado en marcha durante mucho tiempo, probablemente mucho antes del último Concilio.
En esa época, a mediados de los años cincuenta, el joven Joseph Ratzinger escribió un espectacular ensayo sobre los nuevos paganos en la Iglesia Católica.
Ratzinger se refería a los infieles, que en la posguerra y en los comienzos de la sociedad opulenta se adhirieron formalmente a la Iglesia, aunque desde hacía mucho tiempo habían sustituido su fe personal por sus propios ídolos.
Por supuesto, tenía razón, y sin embargo, el propio Ratzinger difícilmente habría adivinado en ese momento que estos nuevos paganos secuestrarían la Iglesia y se infiltrarían casi por completo en el clero, hasta en el papado.
Como Papa, Ratzinger indudablemente trató de detener este desarrollo.
Pero mientras él mismo siguió siendo un fiel servidor y “colaborador de la Verdad”, la dinámica del nuevo paganismo pasó por encima de su pontificado y llevó a Francisco a la Santa Sede. – ¿O de qué otra manera se podría describir a un Papa que niega públicamente la única salvación a través de Jesucristo, si no es como un “nuevo pagano”?
En la desintegración del catolicismo, las características del nuevo paganismo han aparecido desde entonces en todas partes: ya no se entiende a la Iglesia como institución divina y, por lo tanto, en el modo descrito por todos los Catecismos, sino como un campo de juego para proyectos de reforma supuestamente “adecuados a la época”.
Francisco ha aplicado a esta nueva Iglesia “católica” la etiqueta de “Iglesia sinodal” y se ha dado a sí mismo la impresión de que él podría modificar la Iglesia a su antojo.
Esto ya se ha visto en el inefable ejemplo de las “bendiciones a homosexuales”, y Francisco también echará una mano en otros puntos neurálgicos, si la Providencia todavía lo permite.
Ya no hay duda de que introducirá “diáconos” femeninas, y la apertura del acolitado y del lectorado a laicos (femeninos) apunta claramente en esta dirección.
Por cierto, este detalle también muestra el fin del catolicismo: los ministerios que hasta el Catecismo de Pío X (cf. n. 400) pertenecían al sacramento del Orden como “Ordenes menores” fueron primero abolidos o profanados (1972) y ahora sirven a la clericalización de los laicos (femeninos), que pronto funcionarán como “diáconos” y un día seguramente también como “sacerdotes”.
La -incipiente- reorganización de los ministerios ordenados, que ya es reconocible en la táctica del Papa, tiene su prerrequisito en la persecución de la Misa tradicional. Dicho de otra forma: con los nuevos ministerios femeninos y con la nueva Misa, también se está creando una “nueva” Iglesia.
El papa Francisco puede hacer pasar a esta Iglesia como “sinodal” y puede que lo sea, no importa lo que ello signifique. Sin embargo, hay una cosa que ya no será: católica. Y para esto basta echar una mirada a todos los Catecismos que han surgido a lo largo de la historia de la Iglesia.
Efectivamente, la Iglesia Católica está en proceso de ruptura consigo misma, y con la violación del sacramento del Orden Sagrado este desarrollo se completará.
A dónde conduce esto ya se puede ver hoy, y Francisco y sus seguidores lo están demostrando en todas partes: lo que la Iglesia siempre ha enseñado como “verdades y leyes divinas” ya no es creído como patrimonio suyo. Pero de este modo la nueva Iglesia Católica se ha convertido no sólo en una iglesia neopagana, sino también en una Iglesia de la arbitrariedad, en una “Iglesia gay” y, por lo tanto, en una Iglesia del Anticristo.
Publicado originalmente en alemán por Marco Tosatti el 8 de febrero de 2025, en https://www.marcotosatti.com/
Traducción por: José Arturo Quarracino
§§§
Aiutate Stilum Curiae
IBAN: IT79N0 200805319000400690898
BIC/SWIFT: UNCRITM1E35
ATTENZIONE:
L’IBAN INDICATO NELLA FOTO A DESTRA E’ OBSOLETO.
QUELLO GIUSTO E’:
IBAN: IT79N0 200805319000400690898
Condividi i miei articoli:
Categoria: Generale
EL PAPA Y LOS OBISPOS UNIDOS A ÉL FORMAN LA IGLESIA DOCENTE. CATECISMO DE SAN PÍO X.
Esto es un verdad de Fe. Por tanto, el llamado “Papa Francisco” no puede ser verdadero Papa. En efecto, qué significa docente? El Magisterio con el que el Papa y los Obispos en comunión con Él, custodian el Depósito de la Fe, que no puede ser alterado, porque ha sido entregado por Cristo a los Apóstoles para que sea transmitido fielmente. Si esto se aplica a la “Iglesia sinodal, ecuménica, globalista y pro-gay etc. etc. etc. del Papa Francisco” es evidentísimo que no puede ser ésta la Iglesia Católica fundada por Nuestro Señor Jesucristo.
Y ante tanta evidencia, me pregunto, qué hace usted, Don Heimerl, aún en esta falsa Iglesia, caricatura de la verdadera, “simia Dei”, es decir, una burla a Dios, un monstruo diabólico.