Discurso de Aleksandr Dugin al XXIV Congreso Mundial del Pueblo Ruso
5 Novembre 2022
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Marco Tosatti
Muy estimados StilumCuriales, me parece oportuno poner en vuestro conocimiento el discurso que AleksandrDugin dirigió al XXIV Congreso del Pueblo Ruso. Feliz lectura.
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El XXIV Congreso Mundial del Pueblo Ruso sobre el tema “Ortodoxia y paz en el siglo XXI” se inauguró con discursos de personas de gran importancia para Rusia: líderes espirituales, políticos, filósofos y estadistas. Todos destacaron la importancia de crear una ideología de Estado para la preservación de la estatalidad rusa.
Su Santidad el Patriarca Cirilo de Moscú y de todas las Rusias subrayó los peligros del globalismo, que “organiza procesos de integración y unificación, debilitando y rompiendo los profundos lazos espirituales entre los pueblos y entre Dios y el hombre”.
“La globalización no hace que el mundo esté más unido. La unificación externa de los estilos de vida en diferentes partes del mundo va acompañada del alejamiento de las personas entre sí, la desintegración de las comunidades y de las familias, y una pandemia de soledad”, afirmó el Primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa en su informe a la sesión plenaria.
El primer jefe adjunto de la administración presidencial, Sergei Kiriyenko, leyó el mensaje de Vladimir Putin a los participantes en el Congreso. El presidente invitó a preservar nuestros valores espirituales y también mencionó la consolidación de la sociedad, porque al fin y al cabo es lo que nos ayudará a alcanzar todos nuestros objetivos estratégicos y a resistir las presiones externas.
El ministro de Educación, Sergei Kravtsov, señaló que estamos viviendo un momento histórico crítico y entrando en una nueva era de despertar moral.
A continuación, reproducimos el discurso completo de Aleksandr Dugin, quien también se dirigió al Congreso:
¡Bendición, oh, Señor mío!
Padres honestos, hermanos y hermanas,
Estamos, obviamente, en una guerra muy real. Esta guerra no es sólo una guerra de ejércitos, de hombres y también una guerra del espíritu. Esto es muy importante. Podemos decir esto: vemos una confrontación horizontal: nuestro ejército/nuestros adversarios, nosotros contra la OTAN (por supuesto, no contra Ucrania, no hace falta decirlo). Pero hay otra dimensión en esta guerra: la vertical. Es una guerra del Cielo contra el Infierno. Es una guerra de los ejércitos angelicales. Es una guerra del ejército del Arcángel Miguel contra el diablo. Esta dimensión vertical es la ideología, el reino de las ideas. Es el reino del espíritu en el que se desarrolla esta guerra, su sustancia principal. El discurso de nuestro presidente, el 30 de septiembre, habló de la naturaleza satánica de la civilización occidental. Esto no es una metáfora.
Hoy, el Santo Patriarca [el Patriarca Cirilo, quien presidió el Congreso], en su espléndida exposición, insinuó delicadamente la figura que se encuentra en el otro lado, que define, inspira, organiza a nuestros enemigos. Esta figura está muy cerca: no conocemos los tiempos, nadie lo sabe, ni siquiera el Hijo del Hombre conoce el final de los tiempos, pero podemos intuirlo por las señales, podemos ver lo cerca que están.
En este sentido, es muy importante que nos enfrentemos a una idea. Occidente es una ideología. El liberalismo, el globalismo, el secularismo y el posthumanismo son ideologías. Es el reino de las ideas, no el de la materia, de los cuerpos y de la tecnología. Sobre todo, es una mentira absoluta: es el vuelco de las verdaderas proporciones de la mente, de las ideas, de los fundamentos religiosos. Por eso hoy chocan dos ideas, dos ejércitos (porque los ángeles son espíritus y mentes): ángeles y demonios. El campo de batalla es precisamente Ucrania. Por un lado, somos la Santa Rusia, como dice Su Santidad el Patriarca, y nos enfrentamos a las fuerzas del mal histórico global absoluto. Por eso cada vez más se habla a menudo del Armagedón, del fin de los tiempos y del Apocalipsis. Todo esto está ocurriendo ante nuestros ojos. Estamos participando en la última (tal vez la penúltima, nadie lo sabe) e importantísima batalla. Sin una dimensión espiritual, ideológica e intelectual, no podemos ganar.
Aquí me gustaría llamar la atención sobre un aspecto muy importante: el secularismo, del que habló Su Santidad el Patriarca. El hecho es que el enemigo vino por nosotros antes de revelarse en el rostro del LGBT, el transhumanismo -esa civilización abiertamente satánica y antihumana con la que hoy estamos en guerra. Una vez vino en forma neutral. Dijo: dejemos el cielo, dejemos a Dios en nombre del hombre, en nombre de la tierra. Y muchos le creyeron.
Averroes tenía la idea de dos verdades: la teología se construía sobre una verdad, y el estudio del mundo, de la sociedad humana, de la naturaleza, sobre otra verdad autónoma. Luego surgió el laicismo y el humanismo, y se dijo: “la eternidad está lejos, nosotros vivimos en el tiempo”. Y gradualmente, mientras vivíamos en el tiempo, sólo en las preocupaciones materiales humanas, tratando de organizar el mundo según principios liberales, comunistas o nacionalistas, nos alejábamos cada vez más de Dios, nos alejábamos cada vez más. No nos hundíamos en el horizonte: nos hundíamos por debajo del horizonte. Nos adentrábamos en los abismos del infierno. Si no con Dios, con el diablo. Y esto es lo que dice el Evangelio: tu “sí” debe ser “sí”, tu “no” debe ser “no”. La Iglesia es reprendida por el Señor por ser tibia, ni fría ni caliente. Esta es la mezcla con la que llegaron a nuestro mundo el humanismo, el secularismo, la globalización, el progreso económico, la comodidad y el capitalismo. Dijeron: no nos importa Dios, es suficiente con que nos dediquemos a las cosas terrenales. Y descubrieron que cuando nos distanciamos de Dios, no nos ocupamos de las cosas terrenales, sino de las subterráneas.
Es imposible estar en este plano horizontal. Es imposible vencer lo que hoy combatimos sin la ayuda de Dios. Hay que afirmar esta dimensión vertical, espiritual, celestial, cristiana, profunda y angélica del ser, sin esto no podemos vencer. Parece que estamos enfrentando la normalidad con la patología, pero nunca venceremos si no nos preparamos mediante la Verdad, mediante la plenitud de la enseñanza cristiana, de las enseñanzas religiosas de otros credos tradicionales, si no nos preparamos por la verticalidad divina. Esto es lo más importante. En consecuencia, la ciencia, la política, la Constitución y la ideología deben basarse en esta vertical. La ciencia, si no se basa en Cristo, en la Verdad, en la moral, ya es diabólica. No hay nada neutral: hay una batalla entre el Cielo y el Infierno. Y nosotros somos la Santa Rusia, como dice Su Santidad el Patriarca en su mensaje, con palabras muy bellas, en la oración que recitamos. Nosotros somos la Santa Rusia. ¿Pero somos tan santos? Mírense, mírennos. Si no estamos a favor de la Santa Rusia y no avanzamos hacia la santidad, no prevaleceremos en ella.
Publicado en italiano el 4 de noviembre de 2022, en https://www.marcotosatti.com/
Traducción al español por: José Arturo Quarracino
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Tag: dugin, popolo russo
Categoria: Generale