Kwasniewski. La verdadera obediencia en la Iglesia (no contra el Bien Común…)
25 Marzo 2022
Marco Tosatti
Buona lettura. Estimados amigos y enemigos de Stilum Curiae, me parece interesante ofrecer a su atención este artículo de Maike Hickson, aparecido en Life Site News. Feliz lectura.
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Reflexiones sobre un nuevo libro de Kwasniewski – Experto liturgista muestra cómo los católicos no deben obedecer los decretos papales que atacan el Bien Común de la Iglesia
Dado que el ataque al Rito tradicional va contra el bien común de la Iglesia no debe ser obedecido
LifeSiteNews – lunes 14 de marzo 2022
En un nuevo opúsculo titulado True Obedience in the Church [La verdadera obediencia en la Iglesia] (publicado por Sophia Press), que tiene como subtítulo Una guía para el discernimiento en estos tiempos difíciles, el Dr. Peter Kwasniewski presenta las bases y los límites de la obediencia a las autoridades de la Iglesia y deja en claro que la Iglesia no tiene derecho a suprimir la Misa Católica tradicional y los libros litúrgicos asociados. Las autoridades eclesiásticas no pueden suspender o castigar a un sacerdote por su simple adhesión a la Misa tradicional. Este liturgista y filósofo llega a decir que tales castigos serían “nulos e inválidos” y, por lo tanto, tales sacerdotes “pueden seguir administrando los sacramentos como antes”.
En la primera parte de su pequeño libro, el Dr. Kwasniewski señala los fundamentos para la importancia de la obediencia, tanto a la Iglesia como al Estado, porque ambas autoridades nos son dadas por Dios y en tanto la obediencia a ellas sirve al bien común. Cuando obedecemos a nuestras autoridades, en definitiva, obedecemos a Dios. El objeto de esta obediencia es claro. “La autoridad nace por esto: nace para servir y promover el bien común de muchos”, escribe el autor. Pero al mismo tiempo, el concepto mismo de bien común también limita esta autoridad. El poder de la autoridad para obligar a las personas “reside en el bien común, por eso si la autoridad despliega abiertamente su cargo contra el bien común, entonces ese mandato carece intrínsecamente del poder de obligar moralmente”.
Questo principio è spiegato come principio naturale anche nel catechismo per i bambini. Tutti insegniamo ai nostri figli che devono obbedire a noi, ai loro genitori, a meno che non diciamo loro di andare a casa del vicino per rubare qualcosa. I nostri ordini sono nulli e non validi se ordiniamo ai nostri figli di peccare e di andare contro il bene comune.
Qual è allora questo bene comune all’interno della Chiesa?
Este principio se establece, por supuesto, como un principio natural incluso en el catecismo para niños. Todos enseñamos a nuestros hijos que deben obedecernos a nosotros, sus padres, a menos que les digamos que vayan a la casa del vecino a robar algo. Nuestras órdenes son nulas y vacías si ordenamos a nuestros hijos que pequen y vayan en contra del bien común.
¿Cuál es entonces este bien común dentro de la Iglesia? Es, como expone Kwasniewski, “la vida de Jesucristo, su Cabeza soberana -la gracia sobreabundante de su alma divinizada, compartida con sus miembros mediante la iluminación del intelecto por la Revelación y el aror del corazón a través de la caridad sobrenatural de su Corazón- y la divinización de las almas por la vida sacramental y la oración”. Esta última parte, la oración, es principalmente “el culto solemne, formal y público que llamamos la sagrada liturgia”.
Y es precisamente este último punto el que queremos profundizar, porque el libro del Dr. Kwasniewski está claramente escrito en respuesta al documento pontificio Traditionis Custodes del pasado mes de julio, el cual pretende extinguir definitivamente la forma tradicional de la liturgia. El papa Francisco afirmó entonces que los libros litúrgicos del Novus Ordo, el nuevo Ordinario de la Misa, “son la expresión única de la lex orandi del rito romano”, declarando así obsoleto el rito tradicional que se ha desarrollado en el transcurso de los siglos.
Para el Dr. Kwasniewski, está claro que esta actitud, tal como se expresa en este documento, es “un punto de vista profundamente no católico, incluso anticatólico”. Continúa diciendo: “Dado que la liturgia es realmente la ‘fuente y cúspide de la vida cristiana’, el hogar de la Revelación divina y el agente primero de nuestra transformación en Cristo, se deduce que abolir, prohibir o obrar de cualquier manera contra el venerable Rito Romano que fue humildemente recibido, agradecidamente amado y pródigamente alabado durante siglo, luego de siglos de crecimiento ininterrumpido, es el más notorio y dañino ataque al bien común posible o imaginable.”
Y aquí volvemos a la cuestión de la obediencia. Dado que este ataque al rito tradicional va en contra del bien común de la Iglesia, no debe ser obedecido. Aquí, el Dr. Kwasniewski cita a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X que reitera que la Misa tradicional “pertenece a lo más íntimo del bien común de la Iglesia”. Restringirla, continúa el comunicado, “no puede tener ninguna legitimidad”. “Esta ley no es una ley de la Iglesia, porque, como dice Santo Tomás de Aquino, una ley contra el bien común no es una ley válida”.
Basándose en numerosas declaraciones autorizadas de teólogos y eclesiásticos, el Dr. Kwasniewski arroja luz sobre el deber de todo pontífice romano de preservar la liturgia de la Iglesia y no alterarla drásticamente. Por ejemplo, Francisco Suárez, S. J., nos dijo que “si el Papa imparte una orden contraria a las rectas costumbres, no hay que obedecerle”, añadiendo que “sería lícito resistirle” en caso de que el Papa ordenara algo que fuera contra la justicia o el bien común. El Dr. Kwasniewski va más allá al decir que “estamos obligados a rechazar [las órdenes injustas] por el amor que tenemos a Nuestro Señor”.
Y es aquí donde el Dr. Kwasniewski insiste en que aquellos sacerdotes que son suspendidos -o incluso excomulgados o reducidos al estado laical- por negarse a abandonar el rito tradicional pueden continuar con su ministerio. Escribe que “cualquier pena o castigo aplicado por ‘desobediencia’ a los revolucionarios sería ilícito. Si una pena se dicta sobre falsas premisas teológicas o canónicas es nula, al igual que el proceso canónico y la excomunión de Juana de Arco fueron reconocidos posteriormente como ilegítimos”. “El sacerdote puede continuar administrando los sacramentos como antes; sus facultades permanecen intactas”, afirma el autor.
El Dr. Kwasniewski insiste además sobre el hecho que vivimos en tiempos extraordinarios, en un estado de emergencia, “cuando la autoridad eclesiástica, con su asalto a la tradición litúrgica y teológica, se ha orientado contra el bien común de la Iglesia”. El autor subraya también que el obispo Atanasio, aunque fue excomulgado en algún momento, “no dudó en seguir adelante con sus obras”.
Estos pocos ejemplos de los argumentos y citas de la obra pueden dar a nuestros lectores una idea suficiente de su valor. Este pequeño libro es un tesoro para los tradicionalistas católicos, ya que nos proporciona todos los argumentos necesarios para tener una conciencia bien formada en estos aspectos de extrema actualidad, para el bien y la salvación de las almas.
Recordemos también que la misma línea de argumentación, tal como se presenta en este libro, puede aplicarse -y se aplicó- en el caso del arzobispo Marcel Lefebvre. Cuando la Misa de Todos los Tiempos fue efectivamente cancelada (pregunten a los católicos que vivieron esa época), Lefebvre resistió para preservar ese gran tesoro de la Iglesia, en última instancia para todos nosotros que ahora, en número creciente, podemos disfrutar de esta bellísima liturgia que nos conduce a Dios y a su adoración.
También valdría la pena recordar a nuestros lectores la entrevista de LifeSite de octubre de 2021 con Martin Mosebach, el conocido autor alemán y defensor de la Misa Tradicional, quien argumentó en la línea del Dr. Kwasniewski. Especuló con que los amantes del Rito Antiguo bien podrían tener que vivir durante un corto periodo de tiempo en un estado de “ilegalidad legítima”.
El obispo Athanasius Schneider ha respaldado el nuevo libro del Dr. Kwasniewski, afirmando que “ofrece una valiosa y oportuna aclaración teológica sobre el significado auténtico de la obediencia”. Agregó que esta publicación “traerá paz de conciencia a muchas almas perplejas y confirmará su fidelidad a la perenne tradición doctrinal y litúrgica de la Santa Madre Iglesia”.
El libro del Dr. Peter Kwasniewski True Obedience in the Church: A Guide to Discernment in Challenging Times [La verdadera obediencia en la Iglesia: Una guía para el discernimiento en tiempos difíciles] acaba de salir a la venta y está disponible en Amazon y puede adquirirse en formato de libro de bolsillo o electrónico. En este sitio web los sacerdotes pueden pedir un ejemplar gratuito, gracias a un generoso benefactor. [Como ya dije antes, el libro, por desgracia, aún no está disponible en la edición en italiano ni en español. Esperamos que pronto esté disponible y que por una iniciativa similar se distribuya gratuitamente a nuestros sacerdotes].
Publicado originalmente en italiano el 23 de marzo de 2022, en https://www.marcotosatti.com/
Traducción al español por: José Arturo Quarracino
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Tag: fedele, kwasniewski
Categoria: Generale
Silvano,
per la misericordia di Dio arcivescovo ortodosso titolare di Luni
Metropolita di Italia e delle Missioni.
Cari figli della santa Chiesa Ortododossa, cari fratelli ed amici ove siete e quale fede cristiana professiate, come di abitudine invio questa lettera Pasquale.
Già nella lettera dello scorso anno avevo messo in luce la situazione dell Chiesa oltre che la siutuazione anticristiana della nostra società. Ci accorgiamo che i poteriu forti, occulti o palesi, mirano al cambiamento sociale e politico verso un assetto mondiale. Questa tendenza e’ pericolosissima per la Chiesa, perchè – sotto un assetto mondiale si cela anche la nascita di una unica religione in cui si fonda un vago theismo che annienta qualsiasi religione rivelata, in primis il Cristianesimo. E’ mio dovere ricordare che la salvezza non può derivare da una simile religione mondiale sincretistica e artificiosamente costituita.
Il nostro Unico Signore è Gesù Cristo, il Figlio dell’Eterno Padre che si è incarnato da Spirito Santo e da Maria la Vergine Tuttasanta, che venuro nel mondo ha predicato l’Evangelo del Regno di Dio al quale noi cristiani ricorriamo con serena fiducia anche in mezzo alle tragedie che attualmente afflliggono la nostra terra.
Il Signore Gesù Cristo ha affernato in modo categorico che “nessuno può andare al Padre se non per mezzo di me”.
Egli ha portato i nostri peccati sul legno della Croce, testimoniando e, non solo testimoniando ma realizzando, la sua infinita misericordia. Con la sua Resurrezione gloriosa ha iniziato l’avvento del Regno del Padre suo che si realizzerà in pienezza con il suo secondo avvento, non come nel primo nell’annientamento del presepio, ma in tutta la sua Gloria a cui quelli che hanno confidato in Lui avranno parte nella gioia senza fine.
E’ evidente che questo annuncio di grazia e di salvezza verrebbe annientato nella religione tutta umana del sincretismo mondiale.
Sul crisianesimo autentico si è costruita l’intera civiltà dell’Europa; eppure l’Europa sembra dimentare il suo fondamento. Non ci sarebbe l’Europa se non ci fosese stato Benedetto sda Norcia, se san Gregorio Magno non avesse promosso una evangelizzaazione (ed anche una acculturazione) di molte di quelle popolazioni che oggi si dicono europee. Giusto, ma ancora più giusto è fare tesoro delle radici cristiane. Oggi sembra che le si vogliano dimenticare, e dimenticare volutamente.
Non ci resta che pensare che gli uomini della Chiesa di questo tempo hanno siglato un patto con il principe delle tenebre. Al posto di Gesù Cristo hanno adorato e intronizzato feticci idolatri presso la Cattedra di san Pietro, usurpandone la sacralità e imponendone la sua riconsacrazione, che purtroppo non è avvenuta. In nome di un becero pacifismo, di un intollerabile ecumenismo sincretistico che comincia ad estendersi persino agli islamici, che è un dialogo senza sbocco e che proviene direttamente dal Maligno, hanno reso le religioni tutte uguali, ignorando dolorosamente che in base alla Parola del Verbo, porta alla salvezza eterna è solo la religione Catholica ed Apostolica.
Ed anche noi ortodoossi che conserviamo immacolato il depositum fidei, tramesso dai Concilii e dai Padri Santi di occidente e di Oriente, che abbiamo veri ed autentici sacramenti o Mysteri, nonchè la ininterrotta successione apostolica , apparteniamo, se nion visibilmente, invisibilmente all’unica santa catholica ed apostolica Chiesa. Realtà che nessua altra Chiesa può vanare se si eccettua la romano-catholica
Tutto il resto è paganesimo. Questo lo vediamo evidentemente nella Chiesa romano-cattolica, ma non pensiamo che la nostra Chiesa Ortodossa ne sia immune.
Hanno consentito che l’ideologia della morte divenisse dominante in Occidente, distruggendo la famiglia e impedendo, seppure indirettamente, la natalità, come le statistiche fanno comprendere. Hanno permesso che il delitto d’aborto fosse di consuetudine una cosa normale. Non hanno osteggiato leggi emanate dagli uomini, leggi chiaramente rivolte contro Dio, come quella della benedizione delle unioni civili tra persone dello stesso sesso e quelle che hanno sdoganato l’eutanasia. Hanno profanato l’indissolubilità del sacramento del matrimonio, garantendo che ai divorziati con divorzio soltanto civile, risposati, fosse data l’Eucaristia. Non voglio, intendiamo, condannare gli omosessuali, ma il loro rapporto deve andare avanti non in benedizioni pubbliche che generano scanandalo, così come nei cortei e nelle manifestazioni pubbliche che generano in molti solo repulsione, che,deve avvenire in un rapporto interpersonale con un bravo starerz, ossia un padre spirituale, nella discrezione che un simile rapporto esige di necessità
Si apprestano ad aprire il ministero sacerdotale alle donne, alle quali hanno già concesso, di fatto, il diaconato, il quale può sì esasere concesso alle donne, ma nell’osservanza delle regole canoniche, cosa che la Chiesa romana non intende fare. Hanno cambiato la Liturgia, trasformando la Santa Messa, che è celebrazione incruenta del sacrificio di Cristo, in un rito protestante con spunti ebraici. Hanno inaugurato un Sinodo, della durata di due anni, che ha l’unico compito di tentare di liquidare definitivamente la Chiesa. Hanno stretto un patto scellerato con il potere civile e politico nella gestione di un virus fabbricato in laboratorio, che ha l’obiettivo – insieme al “rimedio” di un farmaco genico sperimentale – di ridurre la popolazione, stravolgere l’assetto socio-economico di vaste aree del mondo, opprimere la libertà e la dignità delle persone, rendendole schiave e burattini, costruire sui totem dell’Ecologismo, del Nuovo Umanesimo e del Transumanesimo, della Scienza e della Tecnologia.
Il Nuovo Ordine Mondiale, anticristico di necessità, ideato dal potere massonico mondiale, primo nemico del Cristianesimo e dalle organizzazioni ad esso affiliate. Il Capo di questa gerarchia si appresta assai probabilmente a dimettersi – come ha più volte annunciato – per completare il suo disegno.
I peccati degli uomini di questa Chiesa si aggiungono ai nostri e ricadono su tutti noi. Per questo stiamo patendo, su questa Terra, un’anticipazione dell’Inferno. Ma Cristo ha assicurato a noi, veri credenti, che le porte dell’Inferno non prevarranno
Satana ha offuscato gli occhi dei membri della gerarchia ecclesiastica, si è impadronito delle loro menti e dei loro cuori, ha impedito loro di dire una sola parola di Verità su tutto quello che riguarda la vera vita degli uomini, che non è quella di questa “città”, ma della “città” che Dio ha preparato per i Suoi amici. Le omissioni di questa gerarchia hanno così permesso ad altri uomini, che non hanno trovato nessuna opposizione evidente, di ergersi a demiurghi delle vite di altri uomini. Poveri illusi, mistificatori e pusillanimi.
A coloro che vivono l’abominio della desolazione,opponiamo Gesù, che è Maestro di Giustizia e Misericordia, dice: «Non sia turbato il vostro cuore. Abbiate fede in Dio e abbiate fede anche in me. Nella casa del Padre mio vi sono molti posti. Se no, ve l’avrei detto. Io vado a prepararvi un posto; quando sarò andato e vi avrò preparato un posto, ritornerò e vi prenderò con me, perché siate anche voi dove sono io. E del luogo dove io vado, voi conoscete la via» (Gv 14, 1-4).
Ecco perchè è compito di ogni vero seguace di Gesù Cristo è quello di essere custode fedele della Rivelazione e della sua Tradizione che, cominciata da Gesù, è stata affidata alla agli Apostoli e da questi ai Padri della Chiesa perchè la conservasse integra ed immacolata. Cosa che non viene fatta.
Seguiamo la via di Cristo, figli e fratelli miei, che è l’unica via di salvezza.
Ma sento impellente anche un altro dovere: quello di rivolgermi ai fedeli romano-cattolici che ci sono vicini nella fede e che hanno veri sacramenti, che ormai sono di fatto in stato di scisma, di unirsi a noi nella lotta contro le tenebre che si stendono sul mondo. Per questa necessaria vicinanza ai fratelli romano-cattolici credo che nei paesi occidentali si possa celebrare la Liturgia divina nel rito latino pre scisma. D’Altronde una Ortodossia di rito latino già è presente in molte parti del mondo. Penso principalmente all’America e alla Francia.
La nostra Santa Chiesa ha una cura maggiore, rispetto all’occidente, della conservazione della Santa Tradizione ed in questo può aiutare i fratelli cattolici che vedono sbriciolare nella loro Chiesa la Tradizione dei Padri, vedono una Liturgia completamente antitradizionale e, se papa Benedetto XVI aveva ammesso l’uso anche del rito tridentino,molto vicino a quello pre-scisma, questo uso è stato di fatto annullato da un documento di Bergoglio.
Per questo invito i cattolici antibergogliani ad un dialogo con noi che si terrà a Pistoia nella Biblioteca del Monastero di san Serafino di Sarov alle ore 15,30 del giovedì dopo la Pasqua ortodossa che cade
l’11 Aprile p.v, per informazioni 0573 41041.
A tutti che mi leggono la mia archieratica benedizione.
+Silvano, arcivescovo