Una carta del cardenal Raymond L. Burke: recemos el Rosario todos los días

18 Ottobre 2021 Pubblicato da

 

Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, hemos recibido esta carta del cardenal Raymond Leo Burke, que con gran alegría ofrecemos para su atención. Disfruten su lectura.

§§§

¡Alabado sea Jesucristo!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

 

Con un sincero agradecimiento a todos los que han rezado por mi recuperación, les escribo para informarles de que, desde mi carta anterior, la fisioterapia ha ayudado tanto a mi rehabilitación que ahora puedo ofrecer diariamente la Santa Misa. Las palabras no pueden expresar adecuadamente mi alegría por este don de la gracia de Dios en mi vida. Como sacerdote, obispo y cardenal, el retorno a la ofrenda diaria de la Santa Misa, principal trabajo cotidiano de todo sacerdote, me uno plenamente a ustedes en nuestro vínculo espiritual como miembros del Cuerpo Místico de Cristo (cf. Jn 15, 5-8; Ef 4, 4-13). Al mismo tiempo, mi recuperación sigue siendo un proceso intenso. La Divina Providencia determinará el momento de mi regreso a mis habituales actividades pastorales. Mientras tanto, les ruego que me ayuden a preparar, lo mejor posible, ese momento con vuestras oraciones.

Sin embargo, esta carta no pretende ser principalmente una actualización de mi estado de salud. Más bien, es un instrumento de la caridad pastoral que es la gracia distintiva del sacerdocio y del episcopado, que ofrece una sólida orientación y un estímulo a los fieles. En concreto, les escribo para animarlos a rezar diariamente la poderosa oración del Santo Rosario.

Aunque la fiesta o memoria de Nuestra Señora del Rosario se celebra el 7 de octubre, todo el mes de octubre está dedicado a fomentar esta apreciada devoción a María, que ella misma nos ha regalado. Al escribirles sobre el rezo diario del Santo Rosario, subrayo tres consideraciones importantes.

En primer lugar, el mensaje de Nuestra Señora de Fátima nos insta a honrarla rezando el Rosario todos los días. En segundo lugar, cuando Nuestra Señora concluyó sus apariciones en Fátima el 13 de octubre de 1917, Nuestro Señor concedió una notable confirmación de las apariciones en el Milagro del Sol. En tercer lugar, al pedirnos que recemos diariamente el Rosario, la Virgen nos indicó una intención específica: la paz. El papa Juan Pablo II, haciéndose eco de los mensajes de la Virgen en Fátima, explicó que “el Rosario es una oración orientada por su naturaleza hacia la paz” (Rosarium Virginis Mariae, n. 40).

La paz por la que rezamos la oración del Rosario no es una paz dada por este mundo (cf. Jn 14, 27), sino la paz obtenida para nosotros por la sangre de la Cruz de Jesucristo (cf. Col 1, 20). Recordemos que Nuestra Señora del Rosario recibió por primera vez el título de Nuestra Señora de la Victoria por el papa San Pío V, para honrar la victoria de la paz, obtenida por su intercesión y especialmente por el rezo del Santo Rosario, en la batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571. Al cambiar el título de Nuestra Señora de la Victoria por el de Nuestra Señora del Santo Rosario, el papa Gregorio XIII subrayó el poderoso instrumento para alcanzar la victoria de la paz, precisamente, el rezo del Santo Rosario.

La victoria de la paz es, en última instancia, la victoria sobre Satanás, quien desde el pecado de nuestros primeros padres no deja de tentarnos para que pequemos. Es la victoria obrada por Dios Padre mediante la encarnación redentora de su Hijo unigénito. La Santísima Virgen María, Madre de Dios, es el instrumento privilegiado a través del cual Dios Padre envió a Dios Hijo al mundo para ganar para nosotros la victoria. Ella es la mujer cuyo Hijo aplasta la cabeza de la serpiente, Satanás, como Dios Padre prometió después del pecado de Adán y Eva (cf. Gn 3, 15). Ella sigue siendo el canal por el que la gracia de Cristo obtiene la victoria sobre el pecado en nuestra vida cotidiana.

Con el rezo diario del Rosario nos acercamos a la Madre de Nuestro Salvador, quien nos enseña, como a los mayordomos del vino en las Bodas de Caná: “Hagan lo que Él [Jesús] les diga” (Jn 2, 5). Ella, que nuestro Salvador nos dio como Madre -la Madre de la Divina Gracia-, nos ayuda a permanecer fielmente, con ella, bajo la Cruz de nuestro Señor, unidos de corazón a su Corazón Inmaculado en el glorioso Corazón traspasado de Jesús (cf. Jn 19, 25-27). Con ella compartimos el triunfo de la Cruz.

La victoria de la paz, buscada a través del Corazón Inmaculado de María mediante el rezo del Santo Rosario y alcanzada en el Sagrado Corazón de Jesús, vence la confusión, el error y la división, todas las obras del Maligno, que tan ferozmente atacan hoy al mundo y a la Iglesia. Por eso les exhorto hoy, si no lo están haciendo ya, a rezar el Santo Rosario, buscando la intercesión de la Madre de Dios para la victoria de la paz, la paz en vuestras almas, la paz en el mundo, la paz en la Iglesia. Les dejo con las palabras del papa San Juan Pablo II, cuyo ministerio papal estuvo tan fuertemente marcado por la devoción a la Santísima Virgen María: “Recemos, si es posible cada día, el santo rosario, tanto individualmente como en comunidad. El rosario es una oración sencilla, pero profunda y muy eficaz, también para implorar gracias en favor de las familias, de las comunidades y del mundo entero” (Regina Caeli, 28 de abril de 2002).

Implorando a Nuestro Señor, por la intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, que los bendiga a ustedes, a vuestros hogares, a vuestras familias y a todas vuestras labores, quedo

Vuestro en el Sagrado Corazón de Jesús

y en el Inmaculado Corazón de María

y en el Purísimo Corazón de San José,

Raymond Leo cardenal Burke

15 de octubre de 2021

 

Publicado originalmente en inglés el 16 de octubre de 2021, en https://www.marcotosatti.com/2021/10/16/a-letter-from-card-raymond-l-burke-lets-pray-the-rosary-every-day/

Traducción al español por: José Arturo Quarracino

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1 commento

  • angelo di marzo ha detto:

    Mi felicito con il cardinale Burke per aver superato la sua crisi di salute dovuta al Covid 19, e allo stesso tempo lo ringrazio per le parole di questo scritto che esortano i cristiani alla preghiera del Rosario.
    Finalmente leggo pensieri spirituali che, pur avvertendo i destinatari delle difficoltà e criticità di oggi in campo spirituale, non indulgono a considerazioni di tipo tecnico (Covid, e simili) come fa qualche altro ecclesiastico, peraltro sbagliando clamorosamente per assenza di seria documentazione.
    Un saluto cordiale e ad multos annos, eminenza, da Angelo Di Marzo