14 Settembre 2021 Pubblicato da Marco Tosatti

Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, mientras los lobbies políticos e informativos vinculados a las Big Pharma, las Big Tech y las Big Finance presionan masivamente para que se inocule el mayor número de personas en nuestro país con el suero génico, al margen de cualquier evidencia científica, me parece interesante compartir con ustedes, en nuestra traducción, este artículo aparecido en una revista americana, College Fix, que presenta datos contundentes que ponen en seria duda la utilidad real de la terapia para frenar contagios e infecciones. La hipótesis de que nos están tomando el pelo, empezando por el presidente de la República y el Pontífice reinante, y bajando por las ramas hasta el último vendedor de periódicos o de televisión, no parece irreal…. Buena lectura y reflexión.

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ANÁLISIS: Si el objetivo es el de prevenir la infección, la tasa de vacunación del 95% en el campus de Cornell no lo logró

La Universidad de Cornell ha presionado agresivamente a sus estudiantes para que se vacunen, anunciando un mandato de vacunación para el año académico 2021-22 en abril y negando frecuentemente exenciones religiosas y médicas.

Como resultado, el 95% de la población del campus, tanto estudiantes como profesores, está vacunada.

A pesar de esto, la Universidad de Cornell tiene más de cinco veces la cantidad de casos positivos confirmados durante su primera semana de este año académico en comparación con la primera semana del año académico 2020-21, según el cuadro de Cornell COVID.

Según las cifras, durante la primera semana de clases, del 27 de agosto al 2 de septiembre de este año académico, Cornell notificó 322 casos positivos de COVID-19.

En comparación, durante la primera semana de clases del año pasado, que se extendió del 3 al 9 de septiembre de 2020, Cornell reportó 59 casos positivos de COVID-19.

Se trata de 263 casos más, o más de cinco veces la cantidad de casos positivos, si se compara la primera semana de clases.

La mayoría de los estudiantes asistieron a las clases en persona en el otoño de 2020 y se les exigió que llevaran mascarillas, al igual que este año académico. El aumento de los casos positivos no puede atribuirse a un incremento de las pruebas; de hecho, se administraron más pruebas en la primera semana del pasado otoño, según el cuadro de mando del COVID de Cornell.

Desde el 3 de septiembre hasta el 9 de septiembre de 2020, se realizaron 28.951 pruebas COVID, según el panel de control de Cornell COVID. Sólo hubo 59 pruebas positivas, es decir, una tasa de positividad del 0,2%.

En cambio, entre el 27 de agosto y el 2 de septiembre de este año, sólo se realizaron 27.103 pruebas, en las que se detectaron 322 casos positivos, es decir, una tasa de positividad del 1,19%.

Ninguna variable ha cambiado: Cornell anunció en julio que seguiría exigiendo a todas las personas, independientemente de su estado de vacunación, que llevaran una mascarilla mientras estuvieran adentro. Las mismas medidas de salud pública, a menudo criticadas por ser demasiado estrictas, que se aplicaron el año pasado siguen vigentes este año.

Debido a la gran cantidad de casos positivos que está experimentando el campus de Ithaca, la presidenta Martha Pollack ha advertido que las clases podrían trasladarse a Internet si la tendencia continúa. Mientras tanto, el campus ha pasado a un “Código Amarillo”.

Si el objetivo es prevenir la infección, la tasa de vacunación contra el COVID-19 del 95% en el campus de Cornell no ha logrado ese objetivo.

Dado que Cornell y muchas otras universidades de todo el país imponen estas vacunas, cabe preguntarse: ¿hasta qué punto son eficaces las vacunas? ¿Los beneficios de la vacunación superan los riesgos para los jóvenes sanos de 20 años?

En agosto, el director del CDC [Centro del Control de Enfermedades, de Estados Unidos], admitió que las vacunas contra el COVID-19 no pueden prevenir la transmisión. La reciente oleada de casos en Cornell es una prueba más de ello.

El riesgo de una reacción adversa a la vacuna COVID-19, aunque sea mínimo, no es cero.

Según los datos del CDC y de la FDA [Administración de Alimentos y Medicamentos, también de Estados Unidos], las vacunas ARNm se han relacionado con un aumento del riesgo de miocarditis, una grave afección cardíaca, en los jóvenes, sobre todo en los varones. Aunque esta reacción vacunal es extremadamente rara, la conexión entre las vacunas ARNm y la miocarditis es mayor de lo que se pensaba.

Además, el doctor Robert Malone, uno de los fundadores de las vacunas ARNm, advirtió en el podcast del biólogo evolucionista Bret Weinstein que la proteína de espiga que se recibe de la vacunación es, en su opinión médica, citotóxica.

Y según la información publicada por el gobierno japonés en respuesta a una solicitud de la Ley de Libertad de Información, las partículas lipídicas de la vacuna de Pfizer se concentran en forma abrumadora en los ovarios e incluso en la médula ósea.

¿Por qué debería Cornell obligar a sus estudiantes a recibir esta vacuna?

Para ser claros, los estadounidenses de edad avanzada, inmunocomprometidos o que padecen una enfermedad subyacente grave deben recibir la vacuna sin falta. Pero incluso en estos casos deben tener la libertad de tomar esta decisión por sí mismos.

Las políticas draconianas de la Universidad de Cornell contra el COVID-19 han fracasado, y ahora las promesas de la administración en un año académico normal, sin mascarillas, a cambio de lograr la “inmunidad de rebaño” se han estrellado contra la fría realidad a la que todos nos enfrentamos.

Si las vacunas no pueden prevenir la infección y devolvernos la normalidad, ¿qué sentido tiene entonces volver al campus?

Publicado en italiano el 9 de setiembre de 2021, en https://www.marcotosatti.com/2021/09/09/cornell-college-95-di-vaccinati-il-quintuplo-di-casi-in-piu-del-2020/  

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Tag: cornweel, universidad, vacunas

Categoria: covid